La proliferación de la hepatitis no es una prioridad para el Gobierno venezolano. En el sistema de salud pública nacional no se garantiza el acceso a una adecuada atención de la enfermedad en ninguna fase del tratamiento, desde la detección.
Esta realidad es común en gran parte del continente, en especial de la región del Caribe, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ante esta deficiencia el organismo emitió un exhorto en el que llama a los gobiernos a aprovechar la reciente disminución de los costos del diagnóstico y tratamiento de la hepatitis viral, para aumentar las inversiones que permitan eliminar la enfermedad.
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La OMS ofreció cifras del promedio de inversión a escala global que se debe hacer en las regiones más afectadas, América Latina incluida, para adecuar la infraestructura sanitaria y asistencial, a propósito del Día Mundial de la Hepatitis, conmemorado el 28 de julio.
El organismo destacó que, según un reciente estudio de la prestigiosa revista de salud Lancet Global Health, se necesita un total de 58,7 mil millones de dólares para eliminar la hepatitis viral como amenaza para la salud pública en 67 países para 2030. Con esta meta se busca reducir la incidencia de nuevas infecciones de hepatitis en 90% y la tasa de mortalidad en 65%.
“En la actualidad, el 80% de las personas que viven con hepatitis no pueden obtener los servicios que necesitan para prevenir, recibir un diagnóstico y tratar la enfermedad. Pedimos un liderazgo político audaz, con inversiones para igualar. Hacemos un llamado a todos los países para que integren los servicios para la hepatitis en los paquetes de beneficios como parte de su viaje hacia la cobertura de salud universal”, indicó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Propagación sin cifras
Desde 2014 el Ministerio de Salud no actualiza las estadísticas sobre la hepatitis en el territorio venezolano. Sin embargo, la OMS tiene acceso a unas cifras que el gobierno comparte para acceder al financiamiento y asistencia técnica del organismo, que calcula que en todo el continente cerca de 3,9 millones de personas viven con hepatitis B y 7,2 millones con hepatitis C.
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Adicionalmente, la proyección de muertes por causas directamente asociadas con hepatitis viral se ubicó en 125.000 en 2013. Alrededor de 96% del número de fallecidos está asociado a complicaciones derivadas de la hepatitis viral, las del tipo A y B, prevenibles con vacuna y la hepatitis C, debido a que todas pueden causar cirrosis y cáncer primario de hígado, detalló Marcos Espinal, director de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud en la OPS.
Sin cobertura ni tratamiento
La deficiencia en el diagnóstico, asistencia y tratamiento de la enfermedad, que en el caso venezolano abarca desde fallas en el suministro de agua hasta la falta de campañas informativas y de vacunación, puede convertir a las tres variantes de la hepatitis en un problema de salud pública para la región en la próxima década.
“Necesitamos una inversión urgente por parte de los ministerios para ampliar el diagnóstico y el tratamiento ahora para alcanzar la meta de eliminar la hepatitis como un problema de salud pública en las Américas para 2030”, agregó Espinal.
De acuerdo con la OMS, la prevalencia de la enfermedad se debe a las dificultades en el acceso a exámenes y medicamentos para tratar a los diagnosticados.
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“Para la gran mayoría de los 325 millones de personas que viven con hepatitis B o C, el acceso a las pruebas y al tratamiento sigue estando fuera de su alcance. En las Américas, alrededor de 11 millones de personas viven con hepatitis B o C”, alertó el organismo.
En la Jornada de Vacunación de las Américas finalizada el 30 de junio y que se realizó con asistencia técnica de la Organización Panamericana de la Salud, se incluyó la vacuna contra la hepatitis B, no obstante el Gobierno no hizo un balance de los resultados de la población atendida ni el alcance de la inmunización.