Decenas de líderes internacionales reclamaron este jueves un acceso equitativo y global a las vacunas contra el coronavirus durante una reunión especial de la ONU para abordar la gestión de la pandemia.
EFE
Con casi 65 millones de casos y más de un millón y medio de muertos a nivel global, la Asamblea General de Naciones Unidas celebró una sesión extraordinaria para discutir al más alto nivel la crisis del COVID-19.
Aunque finalmente fueron menos del centenar que se esperaba, jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo intervinieron con mensajes en vídeo en la cita, presentada por la ONU como una oportunidad única para impulsar respuestas comunes a la enfermedad y a las consecuencias económicas y sociales que está teniendo.
En un momento en el que varias vacunas están prácticamente listas para comenzar a usarse, buena parte de la atención se centró en cómo se van a distribuir las inmunizaciones, que según la ONU deben ser un «bien público global».
Líderes de todos los continentes insistieron en que el acceso debe ser justo y universal, mostrando un fuerte apoyo a instrumentos como Covax, la plataforma impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades para facilitar la distribución de vacunas a la población de todo el mundo, para la que Naciones Unidas pidió más apoyo financiero.
«No debemos olvidar que la pandemia sólo se podrá superar realmente, esto es, de forma sostenible, si todas las personas del mundo tienen un acceso justo a una vacuna efectiva», afirmó la canciller alemana, Angela Merkel.
En ese sentido, el presidente francés, Emmanuel Macron, puso sobre la mesa una idea que ya planteó ante el G20 para crear un mecanismo por el que donar parte de las primeras dosis disponibles a los países en vías de desarrollo con el fin de que inmunicen a grupos prioritarios de su población.
«Esas dosis, ya vengan de Europa, China, Rusia o Estados Unidos, ya sean donaciones de países o de empresas farmacéuticas, serían asignadas de forma efectiva y justa, en base a recomendaciones de la OMS», señaló.
Varios líderes latinoamericanos como los presidente de Perú, Honduras, Ecuador, Colombia o Venezuela insistieron especialmente en la importancia de que haya un acceso justo a las vacunas.
«El acceso universal oportuno y equitativo a vacunas, medicamentos y tratamientos necesarios será esencial para cumplir con el compromiso de la Agenda 2030 de no dejar a nadie atrás y de llegar primero a los más rezagados», defendió el presidente peruano, Francisco Sagasti.
MÁS UNIÓN
Tras varios meses de pandemia, la lección para muchos líderes es que hace falta más unión en la esfera internacional si se quiere lograr una respuesta efectiva.
Así lo defendió, por ejemplo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que precisamente apuntó la velocidad con la que se han desarrollado varias posibles vacunas como una muestra de lo que el mundo puede hacer cuando está unido.
«Solo hay un camino posible: seguir abordando la pandemia y todas sus consecuencias con esperanza, con ambición y con una enorme dosis de solidaridad», subrayó Sánchez.
Unas horas antes, el secretario general de la ONU, António Guterres, había abierto la reunión dejando clara su decepción con la gestión fracturada que se ha hecho de la pandemia y la poca coordinación entre Gobiernos.
«Desde el principio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) facilitó información factual y directrices científicas que deberían haber sido la base de una respuesta global coordinada», señaló Guterres.
«Desafortunadamente, muchas de estas recomendaciones no se siguieron. Y en algunas situaciones, hubo un rechazo de los hechos y se ignoró la orientación. Cuando los países van por su cuenta, el virus va en todas direcciones», añadió.
Guterres no señaló a ningún Gobierno en concreto, pero sus palabras se pudieron interpretar sin muchos problemas como un mensaje a, entre otros, Estados Unidos, cuyo Gobierno ha criticado con dureza el trabajo de la OMS y cuyo presidente fue reacio durante mucho tiempo a medidas de protección como las mascarillas.
Donald Trump fue uno de las ausencias más destacadas en la cita de este jueves, en la que tampoco estuvieron los líderes de otras potencias como China, Rusia o el Reino Unido.
RECUPERACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
El devastador impacto económico y social de la pandemia fue otro de los asuntos centrales de la reunión, con la ONU recordando que aunque «el COVID-19 no discrimina», los esfuerzos para prevenirla y contenerla sí lo hacen.
«Por esa razón, la pandemia ha golpeado con más dureza a los más pobres y los más vulnerables en nuestras sociedades. Está teniendo un impacto devastador en las personas mayores, en mujeres y niñas, en comunidades de bajos ingresos, en los marginados y aislados», denunció Guterres.
El jefe de la organización reiteró su llamamiento de la ONU a aprovechar el proceso de recuperación para construir un modelo económicos más justo, sostenible y verde.
También reclamó más ayuda para los países vulnerables, insistiendo especialmente en la necesidad de aliviar la deuda pública de muchas naciones.
La sesión extraordinaria de la Asamblea General se cerrará este viernes, con una jornada en la que los gobernantes dejarán el escenario a representantes de organizaciones internacionales, científicos y responsables de algunas de las empresas que están desarrollando vacunas contra el COVID-19.
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