Cuando se conoció por primera vez la noticia del alto el fuego en Gaza, los padres que viven allí le dijeron a CNN que los momentos de celebración se vieron eclipsados por los temores sobre un futuro incierto.
“No podemos dejar de pensar en la gente que hemos perdido (…) y en la gente del sur que vendrá y encontrará que sus casas han sido arrasadas”, dijo el jueves Abeer Barakat, educadora y madre de cuatro hijos desplazados en la ciudad de Gaza, en el norte del enclave.
“Reconstruir Gaza llevará años”, añadió. “No es que el fin de esta guerra signifique el fin de nuestros problemas. (…) Esta es una nueva batalla”.
La ofensiva israelí, que se prolongó durante 15 meses tras los ataques dirigidos por Hamas, ha dejado huérfanos a más de 17.000 niños en Gaza, según informó la ONU en octubre. Más del 95% de las escuelas han sufrido daños, según la agencia.
“No sabemos a dónde iremos después de la guerra. Nuestra hermosa ciudad, Beit Lahia, ha quedado completamente destruida”, dijo Mohammed Hamouda, padre de tres hijos y trabajador sanitario desplazado más al sur. “El futuro de nuestros hijos es sombrío”.
Otra madre, Asma Mustafa, desplazada en Nuseirat, en el centro de Gaza, dijo: “Lloré mucho y creo que lloraré más y más cuando vea mi hogar destruido allí en el norte. (…) El crimen de genocidio en Gaza superó la imaginación de todo el mundo”.
La profesora de inglés dijo a CNN que ha sido desplazada al menos ocho veces. “Todavía tengo una gran esperanza de que el mañana en Gaza será más hermoso (…) mi mayor victoria es que mis hijas y yo todavía estamos vivas”.
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