Las coloridas carrozas, las reinas y las murgas al son de las famosas «tonadas» de Panamá esperan a más de un millón de personas con ansias para celebrar el carnaval, la fiesta más grande del país, que regresa a las calles tras dos años suspendida por la pandemia del Covid-19.
EFE
«Es una euforia, es carnaval. Dos años sin hacerlo y ahora vamos con todo lo que podamos», declaró a EFE el escenógrafo encargado de una de las tarimas principales de Ciudad de Panamá, el panameño Rafael Navarro.
Navarro, quien admitió que los carnavales de este año son muy «emocionantes», es el ejemplo de cómo la pandemia del Covid-19 paralizó esa fiesta y, con ello, las plazas de trabajo que se generan alrededor de la misma.
«Para nosotros es como comenzar nuevamente a retomar el trabajo y las fiestas, que para muchos es desenfreno, pero para los que estamos laborando es nuestra manera de sobrevivir porque hemos venido de dos años parados», agregó.
Se espera que 1,5 millones de carnavaleros se movilicen por todo el país, de unos 4,4 millones de habitantes, generando alrededor de 300.000.000 de dólares en apenas los cuatro días que dura esta celebración, según cifras facilitadas a EFE de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP).
El pueblo de Las Tablas, situado a casi 300 kilómetros de la Ciudad de Panamá y conocido como la capital carnavalera en Panamá, comenzó a festejar la noche del pasado jueves tras la última práctica de las «tonadas» de las murgas, el canto en tono de burla de agrupaciones musicales.
En una celebración atípica, esa pequeña localidad tiene dos reinas, una de «Calle Arriba» y otra de «Calle Abajo» que compiten, acompañadas de comparsas, tunas y murgas que entonan letras mofándose de la rival, por los aplausos del público. Sin embargo, no hay jurado ni elección de la ganadora.
Llaman a no conducir con alcohol y tener cuidado con las ETS
Ante la celebración desenfrenada característica de los carnavales panameños, el arzobispo del país, José Domingo Ulloa, instó a la población a «mantener la cordura» y a «no perder la dignidad» para disfrutar este festejo anual.
«Al que va a participar, con cordura, creo que un carnaval no puede llevar a perder mi dignidad como persona (…) tampoco podemos llevarnos al desenfreno», dijo a los periodistas el monseñor Ulloa, que pidió no conducir bajo los efectos del alcohol, un reclamo que también han hecho las autoridades.
El Ministerio de Salud reiteró el pedido de que se evite «el consumo excesivo del alcohol» y que, «de hacerlo, mantener el conductor designado», así como evitar usar el celular mientras se está al volante.
Las autoridades sanitarias hicieron énfasis además en protegerse ante el posible contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS) insistiendo que en caso «de mantener relaciones utilice el preservativo» para también evitar embarazos no deseados.
«Se hace la recomendación a la población a disfrutar el carnaval con orden y no bajar la guardia porque la responsabilidad es de todos», señala el comunicado.
El director de la Fundación Probidsida, Orlando Quintero, propuso, en declaraciones a la cadena televisiva TVN, a las familias hablar «súper claro» con los menores de edad sobre los riesgos que conlleva mantener relaciones sexuales sin protección con el fin de no contagiarse de VIH.
Más de 25.000 miembros de los cuerpos de seguridad del Estado y socorristas participan en el operativo especial por los carnavales, quienes comenzaron a desplegarse el miércoles para «minimizar la comisión de faltas y delitos, el riesgo de accidentes de tránsito y que el dispositivo de seguridad contribuya con la paz y la tranquilidad en todo el territorio nacional», dijo un comunicado oficial.
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