El papa Francisco cuenta en un libro entrevista escrito por el gastrónomo y fundador de “Slow Food”, el italiano Carlo Petrini, su conversión ecológica y cómo pasó de no entender e incluso molestarle que los obispos brasileños hablasen siempre de los problemas de la Amazonía a ser la ecología uno de los grandes temas de su pontificado.
EFE
En este libro, que se publica hoy en Italia, nacido de las charlas entre el pontífice argentino y el agnóstico y ecologista Pertini, Francisco confiesa que no entendía “la fuerza con la que los obispos brasileños hablaban de los grandes problemas de la Amazonia” en la conferencia de Aparecida, ni qué tenía que ver su papel de obispo con “la salud del pulmón verde del mundo”.
“Terra Futura. Diálogos con el Papa Francisco sobre la ecología integral” cuenta, por tanto, la “conversión ecológica” de Jorge Mario Bergoglio, que confiesa que “fue un largo proceso”, iniciado en 2007 en Aparecida (Brasil). “Ha pasado mucho tiempo, y he cambiado completamente la percepción del problema ambiental”, asegura.
“Al principio yo tampoco entendía estos temas. Luego, cuando empecé a estudiar me di cuenta, me quité el velo. Creo que es correcto dar a todos tiempo para entender. Al mismo tiempo, sin embargo, también debemos apresurarnos a cambiar nuestros paradigmas si queremos tener un futuro”, explica en el volumen.
Parte del libro se centra en la encíclica “Laudato Sí”, sobre la defensa de la Creación”, que el papa asegura que “si es un punto común para religiosos y no religiosos) porque fue escrito para todos”.
Como ya ha reiterado en otras ocasiones, el papa defiende que la “Laudato si” no es una encíclica verde, “no es un texto ambientalista. Es más bien una Encíclica social. Debido a que nosotros los hombres, somos los primeros en ser parte de la ecología, el hombre y el medio ambiente no son separables”.
Francisco defendió la “inculturación” de los ritos al explicar que “todos podemos rezar de la misma manera, pero esto destruye la biodiversidad humana, que es sobre todo cultural. ¡No! ¡Cada uno reza según su propia cultura! Y celebrar los sacramentos según la propia cultura: en la Iglesia hay más de veinticinco ritos litúrgicos diferentes, que nacieron en diferentes culturas”.
El papa Francisco recuerda cómo fue Benedicto XVI, en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño celebrada en Aparecida (Brasil, 2017), quien afirmó que “la Iglesia crece no por el proselitismo sino por la atracción, es decir, por el testimonio”, condenando así el proselitismo”.
“Así que me enfado cuando dicen que Benedicto es un conservador. ¡Benedicto era un revolucionario! En tantas cosas que hizo, en tantas cosas que dijo, era un revolucionario”, asevera.
Sobre el Sínodo de los obispos sobre la Amazonía, que se celebró en octubre de 2019, el Pontífice revela que también quiso “invitar a algunos sacerdotes y Obispos un poco conservadores”, porque “si no hay opiniones diferentes el debate es estéril y se corre el riesgo de no dar ningún paso adelante”.
Petrini, promotor de “Terra Madre”, una red ecológica “de agricultores, pescadores, artesanos, cocineros, investigadores, nativos, pastores, preguntó también al papa cómo ve el movimiento juvenil nacido a partir de la reivindicación de la chica sueca Greta Thunberg.
Francisco señala que le interesa poco saber si Greta es “empujada por otros”, pues “si su activismo permite que millones de jóvenes se movilicen no hay nada más qué alegrarse”.
Ante la acusación de “buenísmo” por su compromiso con la recepción e integración de los migrantes, el papa cita a Don Quijote de Cervantes y explica que “no hay que responder ni dejarse intimidar, porque los ataques son la señal de que se está haciendo lo correcto”.
A los que dicen que “estoy perdiendo el rumbo porque acogí a los gitanos en el Vaticano”, Francisco les pregunta: “¿Pero a dónde nos lleva este cierre, qué nos espera? Vivimos en una Europa que ya no tiene hijos, que se cierra violentamente a la inmigración y olvida su historia de siglos de migración”.
Francisco también reveló a Petrini como en su casa se vivió “un matrimonio entre la cocina piamontesa (de sus padres) y la argentina y que así se mezclaban “cappelletti y asado, y luego bagna cauda (plato típico del norte de Italia) y mucha polenta”.
El papa habla de su amor por la película “El fiesta de Babette” (1987). “Es uno de los más bellos que he visto. Un himno a la caridad cristiana”, afirmó.
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