El expresidente ecuatoriano Rafael Correa tachó de ridículas las acusaciones en las que se basó el juicio por corrupción en el que fue sentenciado a ocho años de cárcel y sostuvo que no podrán extraditarlo a su país para que pague la condena.
En una entrevista con The Associated Press, Correa afirmó que “han tratado por todos los medios de lograr la extradición, con alerta roja de Interpol. En todos han fracasado porque las acusaciones son tan ridículas que Interpol de oficio creo que desecha las peticiones del sistema de justicia ecuatoriano”.
Destacó que “obviamente Bélgica tampoco les hace caso, pero tengo que reunirme con mis abogados en esta nueva etapa, porque intentarán nuevamente hacerme daño”.
Esta semana el exmandatario ecuatoriano (2007-2017) fue condenado a ocho años de cárcel por una elaborada trama de corrupción mediante la cual una decena de ministros y altos funcionarios de su gobierno exigían millonarias sumas de dinero a empresarios privados de Ecuador para financiar campañas y fiestas del partido de gobierno Alianza País a cambio de grandes obras de infraestructura.
La trama fue descubierta por periodistas y desentrañada por la exasesora personal de Correa, Pamela Martínez, quien se convirtió en colaboradora de la fiscalía.
Correa se radicó en Bélgica inmediatamente después de haber dejado el poder en mayo de 2017 para estar junto a sus hijos y su esposa, la belga Anne Malherbe.
Consultado sobre si es ciudadano de ese país respondió que “no soy un ciudadano belga, bueno lo pude hacer desde hace 25 años, tal vez es momento de pensarlo seriamente”.
El expresidente tiene pendientes al menos una veintena de procesos judiciales, la mayoría por malversación de fondos públicos y tráfico de influencias, y en otros dos ya ha sido juzgado, uno por el secuestro del entonces opositor Fernando Balda y otro por corrupción, en el que fue condenado esta semana.
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