Tras el brote de COVID-19 que ha paralizado el mundo entero, en enero China impuso una prohibición sobre los mercados de animales salvajes para consumo humano, como el de Wuhan donde se cree que comenzó el contagio del nuevo coronavirus. Sin embargo, es una medida originalmente transitoria —en febrero se extendió de modo definitivo— que cubre a una cantidad limitada de especies y deja fuera las de uso medicinal. Además, desde la prohibición, buena parte del comercio ilegal de vida silvestre se trasladó a Internet.
Mientras el régimen chino intenta controlar ese negocio de USD 23.000 millones al año —que será sólo una fracción del costo económico de la actual crisis—, la titular de biodiversidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Elizabeth Maruma Mrema, urgió a que la prohibición sea definitiva y global para evitar futuras pandemias. Dado que “más del 70% de las enfermedades humanas provienen de los animales salvajes”, que adicionalmente causa “el peligro de extinción de muchas especies”, como señaló Jinfeng Zhou, secretario general de la Fundación de Conservación de la Biodiversidad y el Desarrollo Ecológico de China, un modo eficaz de reducir enormemente la posibilidad de que surjan COVID-20, COVID-21, COVID-22, etcétera, sería “una prohibición global de estos mercados”.
Mrema, secretaria ejecutiva interina del Convenio de la ONU sobre la Diversidad Biológica recurrió a los ejemplos del ébola en África y del henipavirus en Asia oriental para mostrar que existían “claros vínculos entre la destrucción de la naturaleza y las nuevas enfermedades humanas”, pero advirtió contra un enfoque generalizado que ignore, por ejemplo, que miles de comunidades rurales, sobre todo en áreas paupérrimas de África, dependen de la fauna silvestre para sobrevivir y requieren de alternativas y ayuda. “El mensaje que estamos recibiendo es que si no nos ocupamos de la naturaleza, ella se va a ocupar de nosotros”, dijo a The Guardian.
No obstante, aunque es cierto que la crisis del nuevo coronavirus ha generado conciencia sobre el modo en que la destrucción de la naturaleza creó las condiciones para la propagación de nuevas enfermedades zoonóticas —Mrema se mostró optimista sobre la seriedad con que la humanidad tomará más en serio las consecuencias de la destrucción del mundo natural tras el brote— los mercados de animales salvajes en China parecen haberse mudado, simplemente, a la clandestinidad.
“Los grupos ecologistas han solicitado a las autoridades chinas que reformen completamente el lucrativo negocio ilegal de la vida silvestre que ahora ha pasado a internet para proteger las especies en peligro de extinción y para prevenir otro brote de enfermedades”, informó Green Queen, un medio sobre medioambiente de Hong Kong. “El gobierno se ha dirigido a los gigantes tecnológicos del país para tomar más medidas para reprimir a los compradores o vendedores en línea que siguen apoyando la industria ilícita de la cría de fauna silvestre de China”, que podría triplicar el ya multimillonario negocio legal.
Algunas plataformas de e-commerce como Alibaba, Tencent y JD.com se sumaron a una campaña de “Comercio electrónico libre de vida silvestre” para combatir la venta en línea de animales salvajes para consumo humano y herramientas de caza, como lazos y trampas. Así se eliminaron o se bloquearon unas 17.000 cuentas que ofrecían unos 140.000 productos. “Pero las autoridades instaron a que las empresas de transporte tomen medidas adicionales para inspeccionar los paquetes antes de su envío”, agregó Green Queen, ya que se suele recurrir al etiquetado falso.
“En este momento, no hay suficiente regulación que especifique la responsabilidad de las plataformas en línea”, dijo Zhou, por su parte.
Al mismo tiempo —informó Reuters— las autoridades han allanado viviendas, restaurantes y mercados improvisados para la venta de animales salvajes: sólo en dos semanas arrestaron a casi 700 personas por violar la veda.
“La magnitud de los operativos, que han encontrado casi 40.000 animales, entre ellos ardillas, comadrejas y jabalíes, sugiere que no es probable que el gusto de China por comer animales silvestres y utilizar partes de ellos con fines medicinales vaya a desaparecer de la noche a la mañana, a pesar de los posibles vínculos con el nuevo coronavirus”, detalló la agencia de noticias.
Muchos comerciantes que venden legalmente carne de asno, perro, ciervo y cocodrilo esperan que tras la crisis se terminen las clausuras para volver a sus negocios. “Me gustaría seguir vendiendo una vez que se levante la prohibición”, explicó a Reuters Gong Jian, propietario de una tienda de animales salvajes en línea y de varias tiendas físicas en la región autónoma de Mongolia Interior. “A la gente le gusta comprar vida silvestre. Compran para ellos mismos, para comer, o regalar porque es muy presentable y hace quedar bien”.
Dada la pausa en que se encuentra su comercio, Gong conserva en grandes freezers la carne de cocodrilo y la de ciervo que tenía, pero se preparaba para sacrificar a todas sus codornices ya que los supermercados habían dejado de comprar sus huevos y no saben bien si se las congela.
Mrema consideró que el COVID-19 podría ser una llamada de atención difícil de ignorar sobre las consecuencias de la destrucción del mundo natural cuando los países del mundo se vuelvan a reunir para negociar un acuerdo post-2020 de biodiversidad, algo así como el Acuerdo de París sobre el clima pero centrado en la vida natural sobre la Tierra.
“Preservar los ecosistemas y la biodiversidad intactos nos ayudará a reducir la prevalencia de algunas de estas enfermedades”, dijo a The Guardian. “La forma en que cultivamos, la forma en que usamos los suelos, la forma en que protegemos los ecosistemas marinos y la forma en que tratamos nuestros bosques o bien arruinará el futuro o bien nos ayudará a vivir más tiempo”.
En su declaración oficial, la autoridad de biodiversidad de la ONU recordó que a finales de la década de 1990 en Malasia, cuando surgió el henipavirus, se habían sucedido incendios forestales, deforestación y sequías, por los cuales los murciélagos frugívoros —portadores naturales del virus— “se trasladaran de los bosques a las granjas, infectaron a los granjeros, que a su vez infectaron a otras personas”. Eso llevó a la propagación de la enfermedad.
“La pérdida de biodiversidad se está convirtiendo en un gran impulsor del surgimiento de algunos de estos virus”, subrayó. “La deforestación en gran escala, la degradación y fragmentación del hábitat, la intensificación de la agricultura, nuestro sistema alimentario, el comercio de especies y plantas y el cambio climático causado por el hombre son todos factores que impulsan la pérdida de la biodiversidad y también nuevas enfermedades. Dos tercios de las infecciones y enfermedades emergentes provienen ahora de la fauna silvestre”.
En cuanto a China en particular, los ecologistas desconfían de la posibilidad de realmente aplicar la ley que prohíbe la venta de animales para consumo humano, recordó Green Queen. Aun con la cooperación de las grandes tecnológicas, los comercios que se dedican a este rubro pueden seguir existiendo por falta de reformas al sistema de licencias chino, que deja muchos huecos por los cuales un negocio de especies exóticas se puede operar sobre uno montado legalmente.
“Varios artículos de la vida silvestre que se anuncian con fines de medicina tradicional siguen exentos de la prohibición”, puso como ejemplo la publicación de Hong Kong, “y por lo tanto se pueden vender en línea sin necesidad de controles”. Aplicado al actual brote de SARS-CoV-2, este vacío de la ley es particularmente preocupante: “Algunos estudios recientes han sugerido que los pangolines son el probable huésped intermediario del coronavirus que saltó para infectar a los humanos, y a los pangolines se los cocina por sus escamas de queratina, un ingrediente común en la medicina tradicional china”.
Por último, un mercado de USD 23.000 no es despreciable: “La cría y el comercio de animales salvajes en China tiene el apoyo del gobierno y es una fuente de ganancia para mucha gente”, recordó Reuters. “La Administración Nacional de Bosques y Praderas china ha sido durante mucho tiempo el apoyo principal del uso de vida silvestre”, dijo a la agencia Peter Li, especialista en política china de Humane Society International. “Ha insistido en el derecho de China a utilizar los recursos de la vida silvestre con fines de desarrollo”.
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