El presidente de Bolivia, Evo Morales, aspira a un cuarto mandato consecutivo hasta 2025 en las elecciones del próximo 20 de octubre, con una candidatura a la que se aferra con el visto bueno del órgano electoral frente al clamor de la oposición que insiste en que es ilegal.
EFE
Su partido, el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), logró habilitar su candidatura con estos pasos y otras claves de por qué Evo Morales puede aspirar a seguir siendo el presidente con más tiempo en el poder de la historia de Bolivia.
EL ANTECEDENTE DE 2014
Aunque la Constitución que él mismo promulgó en 2009 establece un límite de dos mandatos consecutivos, Morales pudo presentarse a las elecciones en 2014 para un tercer periodo hasta 2020 mediante un fallo del Tribunal Constitucional de Bolivia en 2013 a instancias del oficialismo.
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El Constitucional alegó que los mandatos previos a 2009 no cuentan, al haberse «refundado» Bolivia ese año de República a «Estado Plurinacional», el argumento esgrimido por el oficialismo.
EN POS DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL
Nueve meses después de que Morales jurara el cargo para su tercer periodo, los sindicatos afines a su Gobierno presentaron un proyecto de ley para reformar la Constitución y permitirle postular en los comicios de 2019.
Esta norma, otra para convocar al referendo constitucional en busca de que los bolivianos le dieran la posibilidad de postular nuevamente y la pregunta para esa consulta fueron aprobadas con prontitud por la mayoría oficialista en el Parlamento, pese a la protesta de la oposición.
DERROTA EN EL REFERENDO
Morales aseguró varias veces que iba a respetar los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016, en el que finalmente el no a la reforma constitucional venció por un 51,30 % frente a un 48,70 del sí.
La gente votó «engañada» por una supuesta trama armada por opositores y la embajada de Estados Unidos para desprestigiar a Morales, según clamó el oficialismo tras la derrota.
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Los incondicionales del mandatario bautizaron el 21 de febrero como el «día de la mentira» y empezaron a analizar otras opciones para habilitar su candidatura.
LA SEGUNDA ES LA VENCIDA
En septiembre de 2017, parlamentarios oficialistas recurrieron nuevamente al Constitucional para pedirle que declare inaplicables o ilegales varios artículos de la Constitución y de la ley de Régimen Electoral que impedían una nueva candidatura de Morales.
Un intento criticado por la oposición y resistido en las calles por plataformas ciudadanas que emergieron tras el referendo de 2016 conocidas como 21-F para pedir respeto por los resultados.
En medio de las críticas, en noviembre de ese año el Constitucional avaló la reelección indefinida alegando que debe respetarse el derecho del presidente a ser elegido y el del pueblo a elegirlo, sacando a la palestra el artículo 23 de la Convención Americana de Derechos Humanos suscrita por Bolivia.
LA APROBACIÓN DE LAS PRIMARIAS
El siguiente paso llegó en 2018, cuando el Parlamento trató una nueva ley de organizaciones políticas, que introdujo en la normativa electoral boliviana las elecciones primarias.
El proyecto de ley, presentado por el órgano electoral, acusado de estar al servicio del poder, preveía originalmente que las primarias se pusieran en marcha de forma progresiva hasta las elecciones de 2024, pero la mayoría oficialista decidió adelantarlas a 2019.
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Para los detractores de Morales se trató de una maniobra para legitimar su candidatura, que ya había sido proclamada varias veces por sus seguidores.
LA CANDIDATURA HABILITADA
Con el sustento del fallo constitucional de 2017, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia habilitó en diciembre de 2018 la candidatura de Morales y del vicepresidente del país, Álvaro García Linera, para las primarias, terminando de allanar el camino a la nueva postulación de ambos.
La particularidad de las primarias del 27 de enero de 2019 fue que en los nueve partidos que concurrirán a los comicios generales este 20 de octubre se presentó solamente un binomio de candidatos, sin otras alternativas de elección para sus militantes.
APOYOS Y CRÍTICAS INTERNACIONALES
Morales llega a esta nueva cita con las urnas respaldado por el bloque bolivariano ALBA y el Foro de Sao Paulo, cuestionado por el Senado estadounidense o los más de veinte ex jefes de Estado y de Gobierno de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA).
Reflejo de este camino paradójico fue la postura del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien en 2017 cuestionó la decisión del Constitucional de Bolivia, pero luego afirmó en una visita al país este año que «sería absolutamente discriminatorio» que Morales no pudiera presentarse a las elecciones.
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