Durante las últimas tres décadas, y especialmente tras los atentados terroristas a las Torres Gemelas en Nueva York en 2001, el grueso de las acciones militares de Estados Unidos en el mundo se ha concentrado en Medio Oriente, y Qatar, la sede del Mundial 2022, ha tenido un rol central en estas operaciones.
Desde principios de los 2000 las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han estado utilizando la base al-Udeid de la Fuerza Aérea de Qatar, ubicada unos 32 kilómetros al suroeste de Doha, para prestar apoyo a sus operaciones militares en la región.
Esta base ha sido clave en los esfuerzos militares de Estados Unidos en Afganistán, Iraq y Siria, entre otros países. Y en agosto de 2021, por ejemplo, fue utilizada para albergar a miles de evacuados afganos tras el retiro definitivo de Estados Unidos de Kabul.
¿Por qué hay fuerzas estadounidenses en Qatar?
La cooperación militar entre Estados Unidos y Qatar comenzó a desarrollarse durante la Guerra el Golfo (1990-1991), cuando ambos países formaron parte de la coalición militar para expulsar a las fuerzas iraquíes de Kuwait, que habían invadido este país.
Gobernado en ese momento por el emir Hamad bin Khalifa al-Thani, Qatar estaba buscando crecer en influencia y status en la región tras su independencia en 1971 del Reino Unido.
Durante el conflicto Qatar, al igual que muchos otros países del Golfo Pérsico y la región, permitió a las fuerzas de la coalición usar su territorio y desplegó tropas contra las fuerzas iraquíes lideradas por Saddam Hussein.
En 1992, tras la guerra, Qatar y EE.UU. firmaron un acuerdo de cooperación en la defensa que se ha sido renovando y extendiendo en años posteriores, de acuerdo con un reporte del Congreso de Estados Unidos de 2014 realizado por el especialista en Medio Oriente Christopher M. Blanchard.
El actual jeque Tamim bin Hamad al Thani, quien sucedió a su padre en 2013, ha profundizado esta alianza, representada especialmente por la enorme base al-Udeid construida por Qatar en la década de 1990, con una inversión de US$ 1.000 millones —según un informe congresional—, a pesar de que el país contaba con apenas una pequeña fuerza aérea.
Blanchard dijo que esto, sin embargo, «facilitó una cooperación gradualmente más profunda con las fuerzas militares estadounidenses».
Además de la base al-Udeid, Qatar, un país rico en hidrocarburos que cuenta con una de las mayores reservas globales de gas, ha comprado grandes cantidades de equipo militar estadounidense, como ha informado el Pentágono, incluyendo baterías de misiles antiaéreos Patriot, helicópteros de ataque, cazas F-15 y misiles antitanque Javelin, como los usados recientemente en la guerra en Ucrania.
Al mismo tiempo, Qatar ha mantenido una política exterior de equilibrio que ha generado tensiones: su vínculo en materia de defensa con EE.UU. es profunda, mientras que al mismo tiempo ha mantenido relaciones con grupos como el palestino Hamas y los talibanes en Afganistán, buscando un rol de mediación en la región, y compite por influencia con Arabia Saudita, otro aliado de Estados Unidos.
De hecho, en 2017 Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico rompieron relaciones con Qatar, al que acusaban, en parte, de apoyar al terrorismo y mantener buenas relaciones con la República Islámica de Irán.
Precisamente, Qatar se ha mantenido en una posición equidistante entre Arabia Saudita e Irán, principal rival regional del reino saudita y adversario, también, de Estados Unidos.
Aquí resulta clara la importancia estratégica de la península de Qatar, que se adentra en el Golfo Pérsico entre Arabia Saudita e Irán, país con el cual además comparte la explotación del Campo de Gas Natural del Sur de Pars.
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