Portugal entró este sábado en el 2022, todavía en «estado de calamidad», tras un fin de año sin grandes fiestas y con las restricciones impuestas desde hace días para intentar frenar las altas cifras de contagios, parte de la quinta ola de infecciones en el país.
Las celebraciones de Nochevieja fueron reducidas, ya que las medidas impuestas para estos días por el Gobierno exigían test con resultado negativo para entrar en la restauración -sin contar terrazas- y el cierre del ocio nocturno, así como la prohibición del consumo de alcohol en la vía pública y de reuniones de más de 10 personas en la calle.
Sí que estaban permitidas las fiestas en espacios como casinos u hoteles, aunque también bajo presentación de prueba con resultado negativo.
Además, fueron muchos los ayuntamientos, como el de Lisboa y Oporto, que cancelaron sus principales festejos públicos, aunque otras localidades, como Madeira, mantuvieron los fuegos artificiales. EFE
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