Un potencial ciclón tropical se desplazaba este jueves con dirección a las costas caribeñas de Nicaragua y Costa Rica, en Centroamérica, mientras ciudadanos se preparaban para enfrentar las posibles consecuencias de la tempestad.
AFP
El fenómeno, con vientos máximos de 65 km/h y un movimiento de 31 km/h, se localizaba la noche del jueves a unos 730 km al este de Bluefields, costas de Nicaragua. «No se ha fortalecido, pero aún se espera que se convierta en tormenta tropical» a partir de este jueves, precisó el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos.
En Bluefields, una importante ciudad portuaria de casi 60.000 habitantes ubicada en el Caribe nicaragüense, la población compraba de manera apresurada víveres y grandes bolsas plásticas para proteger sus bienes.
La mayoría de casas está hecha de madera y cemento, con techos de zinc, y muchas están ubicadas casi sobre la costa. Se dedican al comercio, pesca y la producción de granos y tubérculos.
«Estamos preocupados, tomando medidas, comprando víveres como arroz, azúcar y leche con lo que tenemos de dinero, porque en este país la mayoría estamos desempleados», afirmó a la AFP Mariela Castillo, de 33 años, mientras salía de un almacén cargada con provisiones.
«La gente está alarmada (…) están comprando más porque (posiblemente) viene el huracán, compran candelas [velas] y bolsas para empacar», dijo Marvin Ortega, uno de los jóvenes que despachaba sin descanso en un almacén del mercado de la ciudad.
Otros, como Francisca Reyes, de 53 años, estaban alertas a las informaciones oficiales para evacuar a los albergues que se prepararon en instalaciones de cemento, como los colegios, cuanto las autoridades den la voz de alerta.
«Estamos asustados con esta tormenta (…) cuando se mire que en realidad viene el huracán nos vamos a los albergues, ya tenemos listas las maletas para salir corriendo», dijo esta mujer, que se dedica al cambio de divisas.
Condiciones de huracán
La tempestad, que se generó frente a las costas de Venezuela y Colombia, «se moverá a través del suroeste del mar Caribe (…) cruzará el sur de Nicaragua o norte de Costa Rica el viernes por la noche, y emergerá sobre el Océano Pacífico el sábado», indicó el CNH.
«Se espera que estas precipitaciones resulten en áreas de inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra que amenazan la vida (…) Condiciones de huracán son posibles a lo largo de la costa de Nicaragua, tarde el viernes», agregó.
Ante el avance del fenómeno, Nicaragua aceleró los planes de protección en la costa del Caribe y las islas de Corn Island y Little Corn Island, donde los pescadores movían tierra adentro sus lanchas.
«Si (el huracán) llega será un desastre», comentó el subcapitán de un barco de carga Paul O’Neal, de 54 años, en Blufields.
Muchos aún recuerdan cuando el huracán Juana devastó la región del caribe sur en 1988. «Los que vivimos el huracán Juana sabemos lo que es vivir un huracán fuerte», recordó el empresario costeño Ernesto González.
Otros, sin embargo, disfrutaban un juego de damas sobre una mesa a orillas de la costa. «Si viene tenemos que aguantar, si no viene, gracias a Dios», expresó José Paya, de 65 años.
Según el transportista Abel Alemán, los pobladores de la bahía El Bluff, ubicada frente a Bluefields, comenzaron a abandonar el lugar.
«Uno tiene que cuidar su vida», dijo Norma Gómez al desembarcar procedente de El Bluff.
El gobierno ha movilizado a más de 1.000 miembros de brigadas de rescate para evacuar y socorrer a la población en caso de emergencia.
Alerta máxima en Costa Rica
Costa Rica declaró la tarde del jueves una «alerta roja» (máximo nivel de amenaza) en 13 cantones localizados en el norte del país, bajo «el principio de salvaguardar la vida», ante el impacto que puedan ocasionar las lluvias y vientos de la tempestad, según la Comisión Nacional de Emergencia (CNE).
Los sitios bajo alerta roja son La Cruz, Los Chiles, Guatuso, Upala, San Carlos, Río Cuarto, Sarapiquí, Guacimo, Pococí, Siquirres y Matina, donde las autoridades han evacuado de manera preventiva a unas 900 personas.
«Hay que asegurarse que las personas que viven ahí no sufran daños personales, heridas o cosas peores», expresó el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves.
Las autoridades costarricenses desplazaron a unos 2.800 efectivos de la Fuerza Pública a la zona, donde se produjeron evacuaciones y también suspendieron las clases.
En noviembre de 2020 los huracanes Eta y Iota golpearon a Centroamérica en un lapso de 15 días de diferencia uno con otro. Ambos fenómenos dejaron al menos 244 muertos por deslaves e inundaciones y 2,5 millones de afectados.
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