Dentro de la máxima discreción, Medicina Legal inició desde este jueves los trámites de entrega del cuerpo de Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, uno de los asesinos más tenebrosos que ha padecido Colombia en su historia más reciente.
Por eltiempo.com
El sanguinario sicario, al servicio de Pablo Escobar, murió a las 5 de la madrugada de de este jueves, víctima de un cáncer de esófago.
Autoridades le dijeron a EL TIEMPO que el pistolero se llevó consigo varios secretos de sus crímenes, la historia de cómo le robaron una caleta y hasta de la existencia de un hijo que vive en Estados Unidos.
El asesino del cartel de Medellín salió de prisión en agosto de 2014, tras cumplir la mayor parte de las más de 13 condenas que acumuló por todos los crímenes cometidos.
Alcanzó a pagar 23 años de cárcel, pero en 2018 fue recapturado por extorsión y concierto para delinquir.
En su prontuario aparecen desde los cobardes asesinatos del magistrado Valencia García, y el coronel de la Policía Valdemar Franklin Quintero, hasta el magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento.
También participó en actos terroristas criminales, como la bomba al avión de Avianca (con 107 personas a bordo), el 27 de noviembre de 1989.
Además, los crímenes del director del El Espectador, don Guillermo Cano, y del procurador Carlos Mauro Hoyos, uno de los primeros en desenmascarar a Escobar y de hablar de sus nexos con políticos y hasta con el fútbol.
También contaba cómo se había comprado la dinamita para volar el edificio del DAS y que, como lealtad a su ‘patrón’, había eliminado a Wendy, una joven mujer con quien sostuvo una relación sentimental.
Secretos que se llevó
EL TIEMPO estableció que dos familiares y un amigo ya se presentaron a reclamar el cadáver. Además, que pidieron un manejo confidencial de su entrega y posterior cremación, para llevar sus cenizas a Medellín.
Aunque muchos lo tachaban de mentiroso, autoridades aseguran que ‘Popeye’ tenía a sus espaldas más de 300 homicidios.
EL TIEMPO habló con exmiembros del cartel de Medellín, quienes aseguraron que fueron los primeros en enterarse de la muerte del violento sicario de Escobar.
“Como cristiano, no me alegro. Pero murió de una enfermedad. Algo escaso en este tipo de personas tan violentas”, manifestó un curtido oficial que ayudó a perseguirlo.
Allegados al capo le revelaron a EL TIEMPO que, además de crímenes que nunca contó, ‘Popeye’ se llevó varios secretos a su tumba.
Uno de ellos es que, a pesar de alardear de su viveza, un allegado le robó una caleta con la que planeaba jubilarse.
“En una ocasión tuvo que hacer colecta para pagarle a uno de sus abogados”, señalaron las fuentes.
También dijeron que, en prisión, tuvo una relación con una mujer de la que nació un hijo.
“Aunque la relación se acabó, lo reconoció y mantenía contacto con el muchacho, que vive en Estados Unidos y que debe tener unos 20 años”.
Las mismas fuentes aseguran que una facción de la ‘Oficina’ –el aparato criminal que Escobar creó en los 80 y que aún funciona– lo cuidaba en Medellín.
“Le tenían escoltas enfusilados de la banda de ‘los Chatas’ ”, explicaron.
Los otros sicarios
Y si bien Colombia enterrará esta semana a uno de los protagonistas de las horas más nefastas que ha tenido la patria, otros sicarios de Escobar están vivos.
Uno de ellos es Carlos Mario Alzate Urquijo, alias Arete, uno de los asesinos más sanguinarios del cartel, quien hoy tiene 57 años y 300 muertos encima.
Pero EL TIEMPO estableció, con fuentes judiciales y del cartel, que obtuvo otra identidad y que se radicó en Barcelona (España).
En 2016 contactó a miembros de la Fiscalía para hablar de los atentados que ejecutó por orden de su patrón, entre ellos la bomba al avión de Avianca. Pero se arrepintió y cortó el único canal de comunicación que había para ubicarlo: un correo electrónico.
Además de ‘Arete’, hay varios sicarios que tienen información clave sobre las verdades y mentiras de varios atentados y asesinatos ordenados por Escobar.
En la lista también están Eugenio León García Jaramillo, alias Taxista; Sergio Alfonso Ramírez, alias Pájaro, y Gustavo Adolfo Meza, alias Zarco.
El 18 de agosto de 1989 se escribió una de las páginas más tristes de la historia política de Colombia. Ese día, en la plaza de Soacha, fue asesinado Luis Carlos Galán, quien murió de manera violenta después de enfrentar al narcotráfico.
En el plan y ejecución del asesinato del líder del Nuevo Liberalismo participó Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, quien falleció ayer como consecuencia de un cáncer y fue la mano derecha de Pablo Escobar.
“Él, además de haber confesado su participación en el crimen de mi padre, fue intermediario para la consecución del arma con la que los paramilitares Jaime Rueda Rocha y Éver Rueda Silva cometieron materialmente el crimen”, aseguró el exsenador Juan Manuel Galán, hijo del inmolado exministro.
Ese 18 de agosto de 1989, hacia las 8 y 45 de la noche se oyeron las primeras ráfagas de varias metralletas en la Plaza de Soacha. En ese instante alguien cortó la luz del alumbrado público. Los autores del magnicidio dispararon con sus Atlanta calibre 9 milímetros, Ingram y MP-5, entre otras armas.
Este armamento, según lo confesó él mismo, fue conseguido por ‘Popeye’, quien estuvo presente en la planeación del homicidio y ha sido ficha clave para reconstruir lo sucedido esa noche.
Justamente, el exsenador Galán, en diálogo con EL TIEMPO, hizo un llamado, a propósito del fallecimiento de ‘Popeye’, para que este tipo de acontecimientos sean también un escenario para poner de presente las víctimas que dejó el flagelo del narcotráfico.
“Es hora de que quienes se lleven el reconocimiento sean las víctimas y no sean los victimarios. En nuestra cultura tenemos una tendencia como a rendirle culto al crimen, y esto debe cambiar, esta muerte de ‘Popeye’ debe servir para que se le empiece a dar un reconocimiento a las víctimas”, manifestó Galán.
El testimonio de este sicario del cartel de Medellín fue crucial para llevar ante la justicia al excongresista Alberto Santofimio Botero, quien según las investigaciones también participó en el plan para asesinar a Luis Carlos Galán.
Su relato también sirvió para vincular en la investigación el general Miguel Maza Márquez, exdirector del DAS y al teniente del Ejército Carlos Humberto Flores, quien habría facilitado el ingreso de los sicarios a la Plaza de Soacha ese 18 de agosto.
“Fueron miles de familias las que destruyó con los crímenes y asesinatos que cometió, los atentados, los carro bomba, pero yo he dicho una cosa que es muy importante: estos criminales como Pablo Escobar y ‘Popeye’ no surgieron espontáneamente y actuaron solos, realmente hubo todo un contexto de apoyo de la élite de este país, de grandes contribuyentes que les facilitaron el camino en su carrera criminal, y por eso el narcotráfico en Colombia no solamente ha sido un proyecto criminal, sino ha sido un proyecto político y ha ido capturando espacios de poder político a nivel nacional y regional”, manifestó Galán.
‘Popeye’ pagó 23 de años de cárcel por los crímenes que cometió, pena que terminó de cumplir el 26 de agosto de 2014. No obstante, en mayo de 2018 fue apresado nuevamente por extorsión y concierto para delinquir.
Durante su estancia en prisión, ‘Popeye’ ‘prendió el ventilador’ en varias ocasiones para contar con frialdad muchos de sus crímenes y señalar a líderes políticos que habrían estado involucrados en ellos.
De allí que se considere que con su muerte se fue buena parte de la memoria de los actos violentos cometidos por Pablo Escobar y sus secuaces.
“Es una historia que el país no conoce en toda su dimensión y que contribuciones como la de este criminal son muy importantes para reconstruir esa verdad que el país no ha podido o no ha querido conocer”, concluyó Juan Manuel Galán.
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