A cuatro semanas de las presidenciales en Argentina, los analistas y los sondeos prevén un cómodo triunfo del peronista de centro-izquierda Alberto Fernández frente al presidente liberal Mauricio Macri, pero las incógnitas sobre la volátil economía están abiertas.
Con crisis recurrentes a lo largo de su historia, que han incluido default e hiperinflación, Argentina se encuentra una vez más en una situación de mucha vulnerabilidad y nadie parece tener la receta para estabilizarla.
Macri, comprometido en un programa de ajuste fiscal con el Fondo Monetario Internacional (FMI), prueba en este último tramo de su mandato medidas que antes denostó, como controles de cambios y precios.
Fernández, quien fue jefe de gabinete en la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007), cuando Argentina puso en suspenso su relación con el FMI y estaba fuera de los mercados de capitales por el default de 2001, reitera una y otra vez que en un eventual mandato suyo está descartada una cesación de pagos.
Pero ninguno da detalles de cuál será su programa económico en un próximo gobierno. La incertidumbre política mantiene a los mercados en alerta y el FMI aún no devela cuándo entregará el próximo desembolso de 5.400 millones de dólares, inicialmente previsto en septiembre, sobre un préstamo total de 57.000 millones.
– Deuda, reservas y mercados –
Argentina se encuentra en recesión desde 2018, con alta inflación (30% hasta agosto) y aumento de la pobreza, que alcanzó el 35,4% en el primer semestre de 2019, el peor dato desde 2001. Los pronósticos para 2020 no son buenos: la agencia Moody’s espera que se prolongue la recesión y que haya una inflación de 40%.
Desde las primarias del 11 de agosto, en las que Fernández consiguió el 47% de los votos frente al 32% de Macri, las reservas internacionales cayeron de 66.000 millones de dólares a 49.000 millones, la moneda se depreció 20% y la inflación se aceleró.
Para enfrentar esa situación, «se requiere mucho consenso y mucho poder político, el apoyo del Congreso y de los gobernadores. Es un desafío político más que económico», opinó el economista Martín Vauthier, de la firma Ecogo.
«El próximo gobierno va a necesitar un programa creíble que permita bajar el índice de riesgo país», actualmente por encima de los 1.200 puntos y recuperar la confianza, indicó Vauthier.
La deuda de Argentina se acerca a 100% del Producto Interno Bruto. El gobierno de Macri acaba de extender los vencimientos de los bonos de corto plazo bajo legislación nacional y propuso un reperfilamiento del resto de las acreencias. Todos esperan que las condiciones de esa reestructuración se definan después de las elecciones.
Gabriel Torres, analista de Moody’s para Argentina, considera que el país presenta «números consistentes con el pago de la deuda», siempre y cuando tenga acceso a los mercados.
«Todos los países emiten deuda y luego para pagar esa deuda emiten otra deuda. Nadie paga su deuda con efectivo. Eso significa que lo importante no es lo que se debe sino si hay acceso a los mercados. Esa es la clave», sostuvo.
– Déficit y gasto público –
El principal logro económico del gobierno de Macri ha sido la disminución del déficit fiscal, que se estima cerrará 2019 en 0,5% del PIB.
«Si el próximo gobierno no hace un ajuste fiscal y pretende financiar el gasto público con emisión monetaria nos encaminamos a una inflación de tres dígitos», advirtió el economista Ramiro Castiñeira.
El gasto público de Argentina pasó de 25% del PIB a principios de los 2000 a 40% en la actualidad, según Moody’s. Las jubilaciones y programas de ayuda social consumen 60% de esos fondos, unos 2,086 billones de pesos (unos 34.700 millones de dólares).
Fernández plantea una tregua de 180 días a los sindicatos y movimientos sociales para hacer despegar la industria y retomar el crecimiento económico. Macri pide un voto de confianza para continuar en la línea de austeridad, que, sostiene, debe rendir frutos muy pronto.
«Argentina tiene constantemente crisis monetarias y financieras desde hace décadas. No ha habido un solo gobierno desde los años 1960 que no haya tenido una recesión o algún tipo de crisis», refirió Torres.
«Si las políticas para la estabilidad macroeconómica se mantienen, aunque haya otro enfoque político y otras prioridades, lentamente la economía se recuperará. Pero se necesita continuidad, el problema de Argentina es que nunca la ha tenido», resaltó.
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