Las protestas antirracistas del movimiento “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan) siguen produciéndose en Nueva York prácticamente un mes después de su comienzo, desencadenado por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco en Mineápolis, con marchas diarias pacíficas e incluso con una acampada frente a la Alcaldía.
EFE
El pasado 28 de mayo empezaron a salir a las calles de la Gran Manzana los primeros manifestantes que exigían justicia para Floyd gritando “no puedo respirar”, las últimas palabras que este pronunció mientras el ya expolicía Derek Chauvin presionaba su cuello con la rodilla mientras estaba sobre el piso durante casi nueve minutos que, según la autopsia, le produjeron la asfixia.
Lejos de los disturbios y los saqueos de los primeros días, que llevaron al alcalde Bill de Blasio a ordenar un toque de queda histórico y dejaron centenares de detenidos, lo que menguó la popularidad del político demócrata, las protestas de estos últimos días han sido pacíficas y más reducidas, también teniendo en cuenta el avance de la reapertura económica.
El pasado viernes, no obstante, las protestas fueron multitudinarias porque conmemoraban el fin de la esclavitud en EE.UU. en la fecha del 19 de junio de 1865, una efeméride bautizada como “Juneteenth”, que sacó a las calles a miles de personas en la Gran Manzana en otras grandes ciudades de EE.UU.
Hoy hay programados más de una decena de eventos contra la brutalidad policial en los diferentes distritos de la Gran Manzana, especialmente en Brooklyn, donde la mayoría de la población es negra y latina, y los actos van desde vigilias silenciosas hasta marchas y mítines.
El denominador común de esas manifestaciones es el lema “Quiten fondos al NYPD” (el Departamento de Policía de Nueva York), reclamo por el que cerca de un centenar de personas iniciaron una acampada frente a la Alcaldía anoche y prevén establecerse una semana más, coincidiendo con la fecha límite para aprobar el presupuesto de la ciudad para 2021.
Se trata de activistas de grupos como VOCAL-NY, cuyo organizador Jawanza Williams explicó al diario local NY Post que reivindican que se haga un recorte de 1.000 millones de dólares a la Policía en el presupuesto de la ciudad y que esa cantidad se destine a servicios públicos, y especialmente en comunidades de raza negra.
Esa demanda ha causado división en la Alcaldía, ya que ha recibido apoyo del portavoz Corey Johnson y otros miembros del ente, pero rechazo del propio alcalde y de los responsables policiales, que consideran un recorte de 1.000 millones al NYPD demasiado alto, en una partida que alcanza casi 6.000 millones.
Preguntado por el asunto, este miércoles De Blasio dijo que las autoridades “respetan el derecho a protestar pacíficamente” de los acampados siempre y cuando lo hagan “de manera segura” en el contexto de una pandemia, e indicó que la Policía se encargará de garantizarlo “a medida que avancen los días”.
De momento, esta iniciativa ya cuenta con más de 4.000 simpatizantes en redes sociales como Instagram, donde desde la cuenta “OccupyCityHall” -tomado de “Occupy Wall Street”- los activistas llaman a donar dinero, unirse y a llevar recursos como comida, agua, mascarillas y cargadores de celular, así como abrir los portales cercanos para que las personas puedan acudir al baño.
EFE
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