Los líderes de Rusia y Bielorrusia estuvieron de acuerdo el sábado en que los problemas de Bielorrusia se resolverían pronto, dijo el Kremlin, mientras decenas de miles de personas salieron a las calles de Minsk una vez más para instar al presidente Alexander Lukashenko a dimitir.
Reuters
Acusado de amañar las elecciones del pasado domingo, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, dijo el sábado que quería hablar con el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtiendo que las protestas callejeras no eran sólo una amenaza para Bielorrusia.
Lukashenko se enfrenta al mayor reto en sus 26 años de gobierno y a la amenaza de nuevas sanciones occidentales.
Los lazos entre los dos tradicionales aliados estuvieron bajo presión antes de las elecciones, ya que Rusia había reducido los subsidios a Minsk.
Rusia, pese a todo, ve a Bielorrusia como un amortiguador estratégico contra la OTAN y la UE.
Las declaraciones de ambas partes contenían una referencia puntual al “estado de unión” entre los dos países, una entidad supranacional que comprende a la Federación Rusa y Bielorrusia. Lukashenko ha rechazado anteriormente los llamamientos de Moscú para estrechar lazos económicos y políticos por considerarlos un asalto a la soberanía de su país.
“Ambas partes expresaron su confianza en que todos los problemas que han surgido se resolverán pronto”, dijo el Kremlin en un comunicado después de que Lukashenko y Putin hablaran por teléfono.
“Estos problemas no deben ser explotados por fuerzas destructivas que buscan dañar la cooperación mutuamente beneficiosa entre los dos países en el marco del estado de la unión”, añadió.
La Unión Europea se está preparando para imponer nuevas sanciones a Bielorrusia en respuesta a la violenta represión por parte de Minsk, que se ha saldado hasta el momento con dos manifestantes muertos y miles de personas detenidas.
En una visita a la vecina Polonia, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, dijo que Washington estaba siguiendo de cerca la situación. Los líderes de Estonia, Letonia y Lituania pidieron a Bielorrusia que llevara a cabo nuevas elecciones “libres y justas”.
Lukashenko dijo que no necesitaba gobiernos extranjeros o mediadores para resolver la situación en Bielorrusia, según informó la agencia de noticias estatal Belta.
“No le entregaremos el país a nadie”, dijo.
Decenas de miles de personas salieron a las calles de la capital el sábado, con multitudes concentrándose para depositar flores en el lugar donde uno de los manifestantes fue asesinado esta semana, agitando banderas y cantando “váyanse” y “Lukashenko es un asesino”.
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