A poco más de un mes del derrumbe de la torre Champlain, en Surfside, se ha confirmado que el saldo total de fallecidos es de 98 personas, de las cuales 97 han sido identificadas -en su mayoría a través de pruebas de ADN- y sus familias han sido notificadas.
Por Soledad Cedro | Infobae
Pero en esta tragedia que afecta a tantos en la comunidad del sur de la Florida, hay una familia que sigue en la larguísima espera de confirmar lo inevitable.
Estelle Hedaya vivía en el apartamento 604 de la torre que se derrumbó. Su familia y las autoridades pudieron corroborar que se encontraba allí al momento del colapso. Pero su cuerpo no ha aparecido aún.
A sus 54 años, esta nativa de Brooklyn, Nueva York, había adoptado a Surfside como su hogar hace seis años. Trabajaba como directora de operaciones para Continental Buying Group y Preferred Jewelers International, por lo que viajaba mucho. A partir de esos viajes, decidió abrir un blog en el que compartía sus experiencias, haciendo foco en la comida, mezcladas con frases motivacionales.
Además, era muy abierta con las dificultades que había tenido a lo largo de toda su vida con su sobrepeso. En los últimos años, gracias a un estilo de vida saludable, lo había logrado controlar y ayudaba a otros que estaban en un proceso similar.
En los comentarios que han aparecido durante el último mes en su blog, se ve cómo sus amigos la extrañan y la consideraban una persona luminosa.
A tres días del colapso del edificio, su hermano Ikey llegó a Miami desde Nueva York. De inmediato entregó una muestra de ADN para que las autoridades puedan comparar el material genético con el de los restos humanos que iban apareciendo entre los escombros. Así lo hicieron con todas las víctimas, solo que con Estelle aún no han tenido suerte.
El sitio del derrumbe ha sido completamente limpiado ya. Toneladas de escombros se trasladaron a unos almacenes en la zona del aeropuerto de Miami, y es allí donde los forenses continúan con la investigación.
Para la familia de Estelle la espera se está haciendo larga. Saben que no hay ninguna esperanza de hallarla con vida, pero es difícil no poder empezar a ponerle un punto final a la historia.
“El tiempo de espera es muy duro. Ha pasado ya más de un mes, para mis padres es muy difícil enfrentar esto”, decía ante la prensa local Ikey Hedaya.
Para la tradición judía, siempre debe haber un funeral y se deben respetar los siete días de despedida conocidos como shiva. Pero esta tradición no puede iniciarse sin un cuerpo, y hasta que al menos no aparezca una parte del cuerpo de Estelle, la familia sigue en un limbo. Aunque, según su hermano, arraigados a su fe.
“Creo firmemente que Dios la ayudó a llegar al mejor punto de su vida y luego decidió que lo mejor para ella era irse. Lo único de lo que me arrepiento es de no haberle dicho lo mucho que la respetaba y lo mucho que la admiraba. Cómo siempre iba mejorando, sin importar cuán difíciles fueran las pruebas que la vida le ponía delante. Nunca creí que existiría un día en el que yo estuviera aquí y ella no”, agregaba Ikey.
Para esta familia no solo la espera ha sido difícil. El apartamento de Estelle es uno de los que quedó partido al medio. Hasta que se demolió el edificio entero, los Hedaya tuvieron que ver cómo la sala del apartamento seguía en pie, mientras el dormitorio -donde se presume estaba Estelle- había desaparecido entre los escombros.
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