Entre fusiles de asalto AK47, disparos y burkas. Así pasa los días Clarissa Ward, la periodista cuyos videos de su cobertura de la toma de Kabul por parte de los talibanes se viralizaron en los últimos días. La mujer, de 41 años, da un testimonio revelador sobre los delicados acontecimientos que suceden cada minuto en Afganistán como corresponsal de la cadena de noticias norteamericana CNN.
Si bien su popularidad se vio relanzada a raíz de estos hechos, lo cierto es que la experimentada corresponsal cuenta con una carrera excepcional en la que trabajó como cronista para los principales medios del mundo y en la que pudo cosechar diversos galardones. Tampoco es la primera vez que cubre zonas de conflicto bélico o que su vida está en peligro.
Ward nació en Nueva York en enero de 1980 y, luego de graduarse con honores de la Universidad de Yale y de obtener un doctorado honorario en letras de Middlebury College, comenzó su carrera como periodista trabajando de asistente de producción nocturna en la cadena Fox News en 2003. Posteriormente mudó su trabajo a ABC News, para más tarde desembarcar en CBS antes de llegar, finalmente, al que hoy es su trabajo en CNN.
A lo largo de su carrera como corresponsal, Ward cubrió desde la primera línea sucesos históricos como la dramática captura de Saddam Hussein, como también su posterior juicio y ejecución. Pero no sólo ello: la guerra israelí-libanesa, los atentados de Bikfaya, el levantamiento sirio y la guerra en Afganistán, fueron otros de sus coberturas más destacadas por solo nombrar algunas.
En sus años detrás de la pantalla fue laureada con los más prestigiosos premios. Ganó 7 premios Emmy, 2 George Foster Peabody, un Alfred l. duPont-Columbia, 2 Edward R. Murrow, los honores por parte de la Asociación de Corresponsales de Radio y Televisión y el diploma por Excelencia en Reportes Internacionales, entre otros. Además, en 2019 fue nombrada Periodista/Corresponsal del año por la asociación Gracie.
En 2020 publicó su primer libro, en conjunto con la editorial Penguin Random House, en el que narra sus experiencias como corresponsal en distintos frentes, pasando por Rusia, China, Siria, Egipto, Irak, Líbano y Afganistán.
Sin embargo, su trabajo nunca había cobrado tanta visibilidad como en estos últimos días. Primero a raíz de una imagen que se viralizó en redes sociales, que ella misma tuvo que salir a aclarar, y luego por sus valientes coberturas en las que entra en contacto directo, y en conflicto, con los talibanes.
La imagen en cuestión utilizaba su imagen para intentar ilustrar los cambios que significan la irrupción de los talibanes al poder. Se la veía, en la primera foto, trabajando desde el estudio de CNN el ultimo día antes de que los talibanes tomaran Kabul con la cara y el pelo descubierto, y en la segunda foto, del día en que la organización se hace con el poder, se la ve cubriendo desde la calle con el pelo y el cuello cubiertos en su totalidad.
Si bien la periodista aclaró que la diferencia se debe principalmente a que en una imagen está dentro de una propiedad privada -donde la ley que exige a las mujeres cubrirse el rostro no rige- y en la otra se encuentra en la vía pública, afirmó que sí tomó medidas extra ese día ya que antes sólo cubría parte de su cabellera. A partir de entonces, cada vez que sale a hacer reportes desde la vía pública cubre su cuerpo con una burka negra y su rostro puede verse por completo salvo cuando algún talibán la confronta en la calle para que se lo tape casi totalmente.
En las últimas horas experimentó uno de los momentos más “aterradores” que le tocó vivir, tal como lo describió ella. Mientras cubría junto a su equipo las inmediaciones del aeropuerto de Kabul, un grupo de talibanes se acercó a su productor -que estaba filmando con su celular- con intenciones de agredirlo a él y a sus colegas. La situación se descomprimió gracias a que otro talibán intervino en su defensa por el hecho de ser periodistas, cosa que aparentemente no habían notado los agresores.
Previo a este hecho, mientras caminaba las calles registrando los acontecimientos, un hombre con un “látigo casero” comenzó a amenazarla para que se cubra la totalidad de la cara si quería seguir estando en esa zona sin tener problemas. Luego de lo sucedido, la prestigiosa periodista declaró “He cubierto todo tipo de situaciones locas, pero esto fue un caos, esto fue realmente una locura. Es muy peligroso y completamente impredecible. Honestamente, para mí es un milagro que más personas no hayan resultado heridas de gravedad”.
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