La captura del narcotraficante Ovidio Guzmán “El Ratón”, hijo de Joaquín “Chapo” Guzmán Loera, por parte de las Fuerzas Armadas Mexicanas a las afueras de Culiacán, en el estado de Sinaloa, fue reconocida por el gobierno de Estados Unidos como un paso significativo de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador para combatir el tráfico de metanfetaminas y cocaína.
Sin embargo, especialistas en temas de crimen organizado no lo consideran como un golpe letal hacía el Cártel de Sinaloa, pese a lo diezmado que está desde la caída y extradición del Chapo a EEUU.
Y es que de los 18 hijos que se le conocen al capo, Ovidio no es ni de cerca el líder de la fracción de “Los Chapitos”. De acuerdo con el periodista Óscar Balderas, el “más poderoso” es su medio hermano Iván Archivaldo Guzmán Salazar, de 41 años de edad, primogénito de la primera esposa de su padre, Alejandrina Salazar.
Incluso, The New York Times informó que durante el fallido operativo del 17 de octubre de 2019, conocido como “El Culiacanazo”, cuando el Ejército Mexicano detuvo por primera vez al “Ratón”, fue Iván Archivaldo quien ordenó al cártel desatar una gran violencia en la capital del estado, lo que despertó temor entre la población y provocó que los militares liberaran, a petición de AMLO, a Ovidio. Una de las jornadas más vergonzosas y criticadas al gobierno de la autollamada “Cuarta Transformación” (4T).
Cabe mencionar que “El Chapito” fue detenido en febrero de 2005 por elementos de la Policía Municipal de Zapopan, Jalisco, cuando él y otros dos sujetos intentaron fugarse al ver una patrulla.
En ese entonces estaba en la mira de la agencia del Departamento de Justicia de los EEUU (DEA, por sus siglas en inglés) por tráfico de drogas y presuntamente lavar dinero del Cártel de Sinaloa, aunque no estaba acusado formalmente.
Fue ingresado al Centro Federal de Readaptación Social Número 1 “El Altiplano”, en el Estado de México, donde se le realizaron exámenes psicológicos para determinar su nivel de peligrosidad.
Uno de ellos, citado por el portal Sin Embargo, reveló que “El Chapito” es “inmaduro en su desarrollo e inseguro”. Además “percibe a la figura paterna protectora y poderosa, como concepto, pero distante y ausente en la relación psicoafectiva”.
Y concluyó: “Debido a las características de personalidad resulta vulnerable por su proclividad a afiliarse a grupos para y antisociales”.
No obstante, el penal de máxima seguridad solo fue su hogar por tres años. En 2008, Guzmán Salazar fue liberado luego de que el magistrado José Guadalupe Luna Altamirano lo exoneró de dichos delitos, por “falta de pruebas”.
Después de poco más de 14 años, este juez se encuentra suspendido y acusado de enriquecimiento ilícito.
Desde entonces, Iván Archivaldo, junto con su hermano Jesús Alfredo, comenzaron a tener mayor importancia dentro de la organización criminal.
En 2013, el gobierno de EEUU formalizó una acusación en su contra por importar metanfetamina, cocaína y marihuana, así como por la conspiración para lavar dinero”. Hoy en día, la DEA ofrece una recompensa de USD 5 millones por información que lleve a su captura.
Además, “El Chapito” aparece junto al de Ismael Zambada García “El Mayo”, y el de dos hijos de éste: Ismael Zambada Imperial “Mayito Gordo”, e Ismael Zambada Sicarios “Mayito Flaco”, como objetivos de prioridad de EEUU.
Para Óscar Balderas, aunque “El Chapito” y Jesús Alfredo pretenden conservar el mando del Cártel de Sinaloa, la familia enfrenta una rebelión en su territorio.
“Prácticamente no tienen territorios ganados fuera de Culiacán. En los últimos años han perdido terreno frente al Mayo Zambada y su gente, ‘Flechas MZ’, aseguró.
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