La sombra del ex mandatario vuelve a planear sobre los comicios del próximo domingo. Su delfín, Andrés Aráuz, es el principal favorito en las encuestas, y la oposición vuelve a ocuparla Guillermo Lasso.
Rafael Correa Delgado (Guayaquil, 1953) vuelve a acaparar la atención de cara a las elecciones del próximo domingo en Ecuador. A pesar de que él no compite como candidato, su delfín Andrés Aráuz, de la alianza Unión por la Esperanza (Unes, izquierda), parte como favorito en las encuestas. Su máximo rival es Guillermo Lasso (Movimiento CREO), quien ya se presentó en las anteriores elecciones como representante del cambio de rumbo en el país latinoamericano.
El fraude y la polarización son dos conceptos que vuelven a reinar en esta cita con las urnas, como ya ocurriera cuando fue elegido Lenín Moreno , ex vicepresidente con Correa y candidato que iba a liderar el continuismo, pero rompió con esa idea casi nada más aterrizar en el poder.
Correa sigue siendo un referente de la izquierda latinoamericana y su impronta todavía se siente en el país. Durante una década presidió Ecuador (2007-2017) y su ‘Revolución Ciudadana’ le convirtió en el personaje más popular del país, aunque también dividió a la sociedad en correístas y anticorreístas. Desde que dejó el poder y se trasladó a Bélgica, la justicia ecuatoriana ha abierto una treintena de investigaciones en su contra, le ha inhabilitado para ejercer cargo público y le ha condenado a ocho años de cárcel por cohecho. El ex presidente lo niega todo y acusa a su antiguo amigo y sucesor, Lenín Moreno (Alianza País), de orquestar una persecución jurídica. Correa deposita ahora todas sus esperanzas en Aráuz para poder volver a su país natal.
En vísperas de la cita electoral, Correa recibe a EL MUNDO en un domicilio de Ciudad de México, donde se ha trasladado para seguir los comicios con el mismo huso horario que su país natal.
¿Qué sensaciones tiene ante las elecciones del domingo?
Me encuentro muy optimista y con profunda gratitud hacia el pueblo ecuatoriano. Después de cuatro años de difamaciones y persecución, después de que nos robaran el partido y prohibieran usar mi imagen en ‘spots’, seguimos en primer lugar, lo dan todas las encuestas. Nuestros rivales están desesperados y son capaces de cualquier cosa, por eso estamos también preocupados de que nos roben la victoria. Ellos controlan todo y podría haber fraude, por eso le pedimos al mundo que esté muy atento con este proceso.
En lo personal, ¿en qué le afecta el resultado?
Sería una gran reivindicación después de cuatro años de difamación, mentira, persecución, sobre la cual el mundo y España han mirado a otro lado.
¿Confía en que la victoria de su partido facilite su exoneración en los tribunales?
Sí, pero no porque haya interferencia en el sector de Justicia, sino porque Aráuz parará la interferencia que ya hace el actual Gobierno. Hay una fuerte presión mediática sobre jueces puestos a dedo con el requisito fundamental de ser odiadores de Correa. Cuando cese esa presión todo volverá a la normalidad.
Durante su Presidencia siempre defendió la labor del Consejo Nacional Electoral, ahora la critican, ¿qué ha cambiado?
Antes todo se elegía por merecimiento, llegaba gente muy bien formada, ahora solo llegan familiares de Moreno. A ellos les gusta asignar con ese sistema que heredamos de la Colonia. Ésa ha sido la decadencia del organismo. No llegaron los mejores, solo los títeres que odian a Correa.
Su inhabilitación le impedía participar como candidato a la Vicepresidencia, aún así lo intentó, ¿por qué?
A nivel de información era muy importante para el partido que yo participara en la papeleta, por eso se intentó contra mi voluntad. Ellos creen que me estaban haciendo daño, no saben que fue un gran alivio. Participar como candidato a la Vicepresidencia para mí habría sido un gran problema.
¿Volverá a Ecuador?
Mi esposa es belga y ya sacrifiqué 10 años el tiempo de mi familia, es justo que fuéramos a vivir a Bélgica. Mi plan de vida es estar allá algunos años de forma indefinida y eso continuará independientemente del resultado electoral.
Más allá de donde resida, ¿no le gustaría volver de visita?
Por supuesto que sí. Allá está mi madre, mis amigos, mis lugares queridos, mis muertos en los cementerios… si acaban con esta persecución judicial volveré.
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