El régimen chino fuerza a los miembros de la minoría musulmana uigur a comer carne de cerdo pese a que su religión lo prohíbe expresamente. Así lo refleja un informe de abril de 2020, que expuso a su vez como el gobierno de Xinjiang -región donde se encuentra la mayoría de los uigures- firmó un acuerdo para abrir una granja porcina para el consumo local pese a que el 90 por ciento de la población profesa la fe islámica.
Sayragul Sautbay fue liberada de un campo de concentración en Xinjiang (que el régimen asegura son de “reeducación”). Sin embargo, la madre de dos hijos todavía sufre pesadillas y recuerdos de la “humillación y violencia” que soportó mientras estuvo detenida.
Al igual que ella, otros ex detenidos afirman que la alimentación forzada de carne de cerdo es más desenfrenada en estos campos. Sautbay, doctora en medicina y educadora que ahora vive en Suecia, publicó recientemente un libro en el que detalla su terrible experiencia, que además del consumo de carne porcina incluye haber presenciado palizas, presuntos abusos sexuales y esterilización forzada.
En una entrevista reciente con Al Jazeera, Sautbay se refirió a las vejaciones sufridas en los campos y, específicamente, al consumo forzado de carne de cerdo. “Todos los viernes nos vimos obligados a hacerlo”, dijo. “Han elegido intencionalmente un día sagrado para los musulmanes. Quienes lo rechazaban eran duramente castigados“.
Añadió que la política está diseñada para infligir vergüenza y culpa a los musulmanes detenidos e indicó que le es “difícil de explicar con palabras” las emociones que sentía cada vez que comía la carne. “Me sentía como si fuera una persona diferente. Todo a mi alrededor se oscureció. Fue realmente difícil de aceptar “, agregó Sautbay.
Sus testimonios se suman a otros anteriores y contribuyen a continuar formando una imagen de los abusos cometidos por el régimen chino en Xinjiang, que tiene como uno de sus pilares el ataque a las creencias culturales y religiosas de la minoría étnica. Desde aproximadamente el 2017, Beijing abrió en la región de Xinjiang de campos, cuya existencia asegura es necesaria para contrarrestar el “extremismo”en la región.
Sin embargo, distintos reportes han determinado que el objetivo real es lo que el antropólogo alemán y erudito uigur, Adrian Zenz, define como una “secularización” de esa población. La instalación de una granja de cerdos en Kashgar, que busca criar 40.000 cabezas de ganado por año, forma parte de estos esfuerzos.
El acuerdo se firmó formalmente el 23 de abril de este año, el primer día del Ramadán, el mes de ayuno musulmán, y establece que la cría de cerdos no está destinada a la exportación, sino “para garantizar el suministro de carne de cerdo” en Kashgar. Los uigures constituyen el 90 por ciento de la población de la ciudad y sus alrededores.
“Esto es parte del intento de erradicar por completo la cultura y la religión de la gente de Xinjiang”, dijo Zenz a Al Jazeera. “Es parte de la estrategia de la secularización, de convertir a los uigures en laicos y adoctrinarlos para que sigan al partido comunista y se vuelvan agnósticos o ateos “, agregó.
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