Después de Venezuela, el régimen sandinista encabezado por Daniel Ortega amenaza con convertir a Nicaragua en el epicentro de otra crisis de refugiados en la región.
Por Primer Informe
El pasado mes de marzo, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó que más de 100.000 nicaragüenses habían huido del país. Unos 77,000 cruzaron a Costa Rica para solicitar protección internacional. Poco más de 8.000 fueron a Panamá
Dado que Estados Unidos ha mejorado los controles de inmigración en su frontera sur, los migrantes han buscado lugares alternativos como Panamá y Costa Rica, dos de los países más estables y prósperos de América Latina.
De acuerdo con las cifras de la Oficina para la Atención de Refugiados de Panamá, los nicaragüenses constituyen la mayoría de los solicitantes de refugio en el país del istmo.
Ese movimiento migratorio está relacionado, en gran medida, con las violaciones de los derechos humanos que realiza el régimen de Daniel Ortega.
La violencia que fuerzas armadas y grupos militantes sandinistas ejercen en contra de los disidentes son un detonante para que los nicaragüenses huyan de su país. Este fenómeno se vio con mayor fuerza después de las protestas de 2018 en contra de Ortega.
Desplazados por el socialismo
La llegada de nacionales de Nicaragua es una nueva tendencia que están observando las autoridades panameñas. Antes, venezolanos, cubanos y haitianos habían escogido ese país para migrar.
La violencia represiva del régimen sandinista obliga a los nicaragüenses a huir de su país.
Hussein Pitty, director de la Oficina Nacional para la Atención de Refugiados, dijo que comenzó a ver a los nicaragüenses solicitando el estatus de refugiados en Panamá hace dos años, y el número sigue creciendo.
En 2019 y principios de 2020, 7.550 nicaragüenses solicitaron el estatuto de refugiado en Panamá.
Ese es el mayor número de solicitantes visto en los dos últimos años. A medida que Costa Rica se sintió abrumado, Panamá comenzó a ver un desbordamiento en su sistema.
Al mismo tiempo, países de América Latina, incluido Panamá, han estado brindando refugio a millones de venezolanos que han huido de su país en medio de la agitación política y económica desde 2015.
«En toda América Latina, los sistemas de refugiados están saturados», dijo Pitty.
En total, más de 20,000 personas han solicitado el estatus de refugiado en Panamá a través de la oficina de Pitty desde 2018, el primer paso en el proceso.
Eso es significativo para un país tan pequeño que tradicionalmente ha servido como un camino para los migrantes que se dirigen a los Estados Unidos.
Pero las posibilidades de recibir el estatuto de refugiado y la residencia legal en Panamá son bajas. Desde 1990, solo 2.500 personas han obtenido el estatus de refugiado en Panamá. En 2018, 86 casos individuales obtuvieron el estatus de refugiado, según ACNUR.
El proceso de principio a fin puede llevar años, tiempo durante el cual los inmigrantes pueden permanecer en Panamá. Los migrantes deben presentar su solicitud dentro de los seis meses posteriores a su llegada al país.
Mientras tanto, muchos nicaragüenses, incapaces de calificar o pagar los permisos de trabajo, trabajan de manera informal en Panamá como cuidadores, amas de casa, operarios y trabajadores de la construcción.
Con información de Cronkite News.
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