Los rehenes que estuvieron retenidos el sábado durante casi 11 horas en una sinagoga de Texas (EE.UU.) consiguieron escapar ilesos después de que el rabino del templo arrojara una silla al secuestrador, que luego murió abatido a tiros por las autoridades.
EFE
Así lo reveló este lunes el rabino de la sinagoga de la congregación Beth Israel, Charlie Cytron-Walker, quien estuvo secuestrado junto a otros tres rehenes en un suceso que el presidente estadounidense, Joe Biden, ha descrito como un “acto de terrorismo”.
“Fue terrorífico. Fue abrumador y todavía lo estamos procesando”, dijo Cytron-Walker en una entrevista con la cadena CBS News.
El rabino afirmó que, el sábado por la mañana, él mismo dejó que entrara en la sinagoga el sospechoso, identificado por el FBI como el ciudadano británico Malik Faisal Akram, antes de que comenzara el servicio religioso del “shabbat”.
Con la idea de que Akram simplemente buscaba un lugar donde refugiarse en una mañana fría, el rabino le hizo una taza de té caliente y le dejó quedarse al servicio de ese sábado, al que apenas asistieron otras tres personas y que se retransmitió en directo por Facebook.
En un momento en el que estaba de espaldas a los asistentes, el rabino escuchó el ruido de un clic y pensó que “podía ser una pistola”, aseguró en otra entrevista este lunes con el diario The New York Times.
Mientras los demás rezaban, el rabino se acercó a Akram y le dijo que podía irse si quería, y en ese momento el hombre le apuntó con un arma de fuego.
Cytron-Walker, que había recibido formación recientemente sobre cómo lidiar con una amenaza de alguien armado, dijo que trató de “mantener la calma” en la sala en las horas que siguieron, mientras el sospechoso “desvariaba” y comenzaban las negociaciones telefónicas con el FBI.
El objetivo del secuestrador era lograr la liberación de la científica pakistaní Aafia Siddiqui, que cumple en Texas una condena de 86 años de prisión por haber tratado de matar a soldados y agentes estadounidenses mientras estaba detenida en Afganistán.
A media tarde, el rabino consiguió tranquilizar lo suficiente a Akram como para que permitiera la liberación de uno de los rehenes, pero después se volvió más beligerante en sus conversaciones con el FBI y empezó a “gritar y a amenazar más”, aseguró Cytron-Walker al New York Times.
Otro de los rehenes era el vicepresidente de la sinagoga, Jeffrey Cohen, quien explicó este lunes en Facebook que, gracias a la formación de seguridad que habían recibido, pudieron aplicar una serie de estrategias que “salvaron” sus vidas.
Cuando Akram le pidió sentarse, escogió una fila con acceso claro a la salida, y consiguió transmitir pistas a todos los rehenes para que se fueran desplazando poco a poco a lugares más cercanos a la puerta, relató.
A medida que las negociaciones se alargaron, apuntó el rabino en su entrevista con CBS News, él se dio cuenta de que Akram “no estaba consiguiendo lo que quería” y podía volverse violento.
“Les dije (a los otros rehenes) que se fueran, le tiré una silla al hombre armado y corrí hacia la puerta. Y los tres conseguimos salir sin que se disparara siquiera un tiro”, señaló el rabino.
Cohen recalcó en su mensaje de Facebook que los otros rehenes y él “se escaparon”, y negó que fueran “liberados” por las autoridades.
EFE
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