Venezuela ha empezado a ponerse en contacto con empresas energéticas que participan en un proyecto de gas en alta mar que lleva mucho tiempo paralizado para empujarlas a iniciar nuevas exploraciones y operaciones cerca de su frontera marítima con Guyana, informaron a Reuters cinco personas cercanas al tema.
La petición de actuar en bloques que no se han tocado en más de una década se produce en medio de una escalada de la disputa territorial con Guyana que ha sacudido a este país y ha provocado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, quiere que la petrolera estatal PDVSA y las grandes petroleras BP, Chevron y Shell reactiven un proyecto en alta mar con unos 8 billones de pies cúbicos de reservas de gas.
Los descubrimientos, denominado como Plataforma Deltana, nunca llegaron a explotarse debido a la falta de capital, la inconclusa cooperación con Trinidad y Tobago, en cuyas aguas se extiende el yacimiento, y la falta de normas claras para la inversión.
En 2019, ambos países autorizaron a Shell a explotar la parte correspondiente a Trinidad del mayor yacimiento, denominado Manatí, con una decisión final de inversión prevista para el próximo año y una producción de gas que comenzaría en 2028.
Recientemente, Maduro ha dado marcha atrás en esa decisión, diciendo al gobierno de Trinidad en comentarios públicos en septiembre que los campos deben ser desarrollados conjuntamente. Su gobierno y PDVSA empezaron a tantear a las empresas para valorar su interés.
Dos de los cinco bloques son comerciales
Chevron fue la única empresa que completó la exploración en Plataforma Deltana, certificando 7,3 billones de pies cúbicos (TCF) de gas recuperable y declarando comerciales dos de los cinco bloques de Venezuela en 2010. Sin embargo, nunca tomó medidas para iniciar la producción.
La rusa Rosneft exploró en los últimos años otro bloque pero no completó los trabajos en la zona, mientras que TotalEnergies y Equinor regresaron un bloque a Venezuela tras un descubrimiento no comercial. Uno de los cinco bloques nunca se adjudicó.
«Están hablando de trabajar en los bloques 2 y 4, que son los más avanzados», dijo una de las fuentes.
Por parte de Trinidad, esos dos bloques se extienden al proyecto Manatee de Shell y al bloque de aguas poco profundas Manakin de BP, ambos en fase de desarrollo y diseño de producción.
BP y el gobierno de Trinidad esperan iniciar negociaciones con Venezuela para producir conjuntamente gas en Manakin una vez concluidas las conversaciones sobre Manatee, que ya han comenzado, según otra persona familiarizada con el asunto.
Dos de estas personas señalaron a Reuters que Chevron ha mantenido conversaciones con Venezuela sobre su licencia.
Venezuela también estableció contactos iniciales con la australiana Melbana Energy, que opera en Cuba.
Las conversaciones podrían conducir a un contrato sísmico para los bloques menos explorados, dijo una de las personas.
El Ministerio de Petróleo de Venezuela, el Ministerio de Energía de Trinidad, PDVSA y Melbana no respondieron a las solicitudes de comentarios.
La importancia de Manakin para BP
La petrolera BP dijo a la agencia Reuters que considera el proyecto Manakin como una parte importante de su futuro plan de desarrollo del área, a pesar de que no había podido avanzar en los trabajos allí.
«Desde el levantamiento temporal de las sanciones por parte del Gobierno de Estados Unidos, BP ha mantenido conversaciones preliminares con el Gobierno de Trinidad y Tobago para evaluar la oportunidad de reanudar la planificación del desarrollo», declaró el portavoz.
Por su parte, Chevron no hizo comentarios. Tampoco Shell quiso hacer comentarios.
Triple interés
La plataforma Deltana es el proyecto energético que Venezuela tiene más cerca de las aguas en disputa con Guyana.
Ambas naciones han trazado líneas fronterizas marítimas que cruzan zonas de petróleo y gas en alta mar en el territorio reclamado por la otra.
De acuerdo con el gobierno de Venezuela, la porción norte del bloque Stabroek, un área masiva en desarrollo por Exxon Mobil, CNOOC y Hess bajo licencia de Guyana, se extiende en aguas venezolanas.
Además, uno de los bloques de Plataforma Deltana se extiende en aguas reclamadas por Guyana.
El ministerio de Petróleo de Venezuela y PDVSA han trabajado desde 2016 para subcontratar la recolección de datos sísmicos 2D y mapear áreas que incluyen el Esequibo y el territorio de Isla de Aves en el Caribe, que están en disputa con Guyana y Dominica, respectivamente, dijo Antero Alvarado, socio gerente de la consultora Gas Energy Latin America.
«Venezuela lleva mucho tiempo sin realizar trabajos de sísmica. La urgencia de hacerlo ahora se da en medio de la disputa con Guyana y su renovado interés por exportar gas a mercados como Trinidad», dijo.
La disputa territorial con Guyana está siendo discutida en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que este mes ordenó a Venezuela abstenerse de tomar cualquier acción que altere la situación con su vecino.
Eso se produjo tras la celebración por parte del Gobierno de Maduro de un referéndum en el que se preguntaba a los venezolanos si aceptaban la jurisdicción de la CIJ sobre el asunto. No lo hicieron.
El gobierno de Maduro dijo esta semana que autorizaría la exploración petrolera y minera en las áreas en disputa con Guyana, pero no dio detalles sobre ubicaciones o proyectos. Se pidió a PDVSA y al conglomerado industrial estatal CVG que crearan divisiones específicas para ese fin.
Por su parte, el presidente de Guyana, Irfaan Ali, dijo esta semana que las acciones de Maduro constituían un flagrante desacato a las órdenes de la CIJ y una amenaza inminente a la integridad territorial de Guyana.
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