Presidirá por última vez un congreso del partido comunista que se inaugura este viernes en La Habana. A sus casi 90 años, el hermano pequeño de Fidel Castro debería retirarse. El actual presidente Miguel Díaz Canel debería sucederle. Una nueva generación de líderes cubanos, que no es la de la revolución de 1959, está pasando a primer plano.
Por Stefanie Schüler | RFI
En La Habana, este fin de semana, se está pasando una página de la historia. «El nuevo equipo (de Miguel Díaz Canel NDLR) tendrá que establecer su legitimidad política y popular con la población, por un lado, e inscribirse en lo que se llama ‘la institucionalización de la revolución'», señala Stéphane Witkowski, presidente del Consejo de orientación estratégica del Instituto de Altos Estudios sobre América Latina (IHEAL). «La nueva generación tendrá que preservar un cierto número de valores. Pero al mismo tiempo será necesario actualizar el modelo económico actual y hacer una serie de reformas para satisfacer las necesidades y aspiraciones de esta generación más joven de la población, a la que habrá que dar garantías”, agrega.
La vida cotidiana de los cubanos es cada vez más difícil
Cuando la crisis sanitaria mundial debida a la aparición del nuevo coronavirus golpeó a Cuba en la primavera del año pasado, la economía de la isla caribeña ya estaba debilitada. Un «sistema altamente estatizado y parcialmente planificado que importa la mayoría de sus productos alimenticios», el embargo de Estados Unidos y las nuevas y drásticas sanciones impuestas por la administración Trump, así como la crisis venezolana han puesto de rodillas a la economía cubana, explica Jérôme Leleu, investigador de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, por sus siglas en francés).
«Cuba empezó a sentir el impacto de la crisis venezolana desde finales de 2015», recuerda el economista, que subraya que «esta crisis venezolana pondrá en cuestión la estrategia económica cubana puesta en marcha desde la llegada al poder de Raúl Castro. En 2014, Venezuela representó el 40% del comercio exterior cubano. En 2019 este comercio sólo supondrá el 17%. Cuba está reorientando su comercio exterior, en parte hacia China y España. Pero a principios de 2020 Cuba aún no se ha recuperado de la crisis venezolana”, recalca.
Fue entonces cuando la crisis sanitaria mundial golpeó con fuerza a la economía cubana. El PIB se redujo un 11% en un año. Fue la peor crisis desde el final de la Unión Soviética. «Para Cuba, la crisis de Covid está provocando una caída de los recursos financieros obtenidos por las exportaciones y el turismo. Estos menores recursos financieros hacen que Cuba importe menos», señala Jérôme Leleu. «Y menos importaciones significan menos insumos, menos combustible para hacer funcionar la economía y la energía. Y esto tiene un impacto en la producción nacional, la producción agrícola y la producción de alimentos. Y esto explicará en parte la escasez que pueda haber”, sostiene.
Desde hace más de un año, los cubanos vuelven a pasar su vida en interminables colas frente a tiendas con estantes vacíos. Además de la escasez, los precios han subido mucho como consecuencia de la reforma monetaria iniciada a principios de año. La alimentación se ha convertido en la principal preocupación de la vida cotidiana.
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