El Ejército de Liberación Nacional (ELN) está dividido, eso es lo que se ha venido diciendo en la opinión pública desde tiempo atrás. Y un documento enviado por su dirigencia en Cuba a todos los mandos nacionales, en los que se tocan los temas de narcotráfico, la militancia en Venezuela y la necesidad de simular un diálogo de paz, lo confirmaría.
El documento, enviado de manera física nueve días antes de la posesión de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, habría llegado recientemente a sus destinatarios, y la Inteligencia colombiana, que ya lo tiene entre sus manos, lo estaría analizando, de acuerdo con el periódico El Tiempo, medio que divulgó su contenido.
En la misiva, el ELN señala que su lucha subversiva siempre ha sido de “deslinde total de la actividad de narcotráfico” y que “cualquier violación a esa orientación será sancionada severamente”. Según la guerrilla, que algunos comandantes estén comprometidos con esa conducta “antiética y antirrevolucionaria” ha generado cuestionamientos “por todos los lados” y “los afecta seriamente”.
Entre los párrafos del documento al que tuvo acceso el diario El Tiempo, y que deja en evidencia la división interna de esta guerrilla nacida 57 años atrás, sobresale:
En la nueva militancia ha venido calando la idea de que existen dos ELN, uno en Venezuela y otro en Colombia. Que quienes luchan desde el territorio hermano se han aburguesado y alejado de los problemas del ELN en Colombia. Esta es una mentira que el enemigo va difundiendo para ponernos uno en contra de otros y de paso distanciarnos del pueblo
Según la guerrilla, la deslegitimación a la que ha conllevado sus relaciones con el narcotráfico, así como las especulaciones de los “medios al servicio de la burguesía”, no tienen más que el fin de dividirla, pues los acusan de “vulgares narcos”.
“Nuestra política siempre ha sido del deslinde total de la actividad del narcotráfico y cualquier violación a esta orientación será sancionada severamente. El cuestionamiento que nos hacen por todos los lados nos afecta seriamente, pero se agudiza más la situación cuando en la práctica hemos constatado estructuras y comandantes comprometidos con esta actividad totalmente antiética y antirrevolucionaria”.
Otro de los temas citados en el documento, y que incluso por encima de lo referente al narcotráfico llama la atención, es el de la necesidad de que parte de los altos mandos, que hoy residen en Cuba, regresen a Colombia. De hecho, el envío de la carta coincidió con la decisión de Donald Trump de incluir a Cuba en la lista “de los Estados patrocinadores del terrorismo”, el 11 de enero pasado, siete días antes de su salida de la Casa Blanca.
“Quedamos físicamente atrapados en medio de la dinámica del proceso de diálogo que veníamos desarrollando. Tenemos que tomar una medida táctica que nos permita salir de esta situación, así sea simulando un proceso de paz”, sostuvieron los dirigentes en el texto dirigido a los demás militantes. Pero no se detienen ahí:
En este momento cualquier posibilidad de un diálogo con el Gobierno de Duque está condicionado al retorno de la delegación de Cuba al país y a la agenda ya pactada con el gobierno anterior.
Acerca de una posibilidad de diálogo, el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, ha manifestado las dos últimas semanas que mientras el ELN no deje a un lado “su actuar criminal” no se negociará. Es más, en la actualidad los dos hombres más buscados en el país son de esta guerrilla: alias Gabino, su máximo líder, y alias Pablito, quien ordenó el ataque terrorista a la Escuela de Cadetes General Santander, por quienes el gobierno colombiano ofrece hasta $ 4.000 millones.
“Este mensaje lleva todas las llaves de encriptamiento sobreseguro. No debe circular por la red (…) una vez desencriptado y estudiado, debe quemarse de manera inmediata”, dice el primer párrafo de la misiva del ELN, al que hoy tienen en conocimiento las autoridades y el país.
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