El gobierno de Colombia prepara la extradición a Estados Unidos del mayor narcotraficante del país. Washington había ofrecido cinco millones de dólares por la captura de alias ‘Otoniel’, dirigente del Clan del Golfo, ex guerrillero de la extinta EPL y líder de grupos paramilitares. Esteban Salazar de la Fundación Paz y Reconciliación estima que la captura de Otoniel es un «golpe fugaz» de opinión para el presidente Duque.
Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’ fue capturado el sábado cerca de la frontera con Panamá, en un mega operativo de las fuerzas de seguridad en el que participaron 700 militares y 18 helicópteros y que el gobierno presentó como el mayor golpe contra el narcotráfico desde la caída de Pablo Escobar, en los años 90.
Expertos consideran que ‘Otoniel’ estaba dispuesto a entregarse. En 2017, el capo del Clan del Golfo le planteó al gobierno colombiano una negociación con esa estructura criminal, heredera del paramilitarismo.
En entrevista con RFI en español, Esteban Salazar, jefe de investigación de la Fundación Paz y Reconciliación Pares, advierte que, según la historia del Clan del Golfo y las circunstancias de la captura de ‘Otoniel’, esta detención pudo haberse negociado.
RFI: ¿Cuál es la lectura que ustedes hacen sobre esta captura tan importante como sorprendente?
Esteban Salazar: Hoy lo que vemos es que, muy seguramente, la captura de ‘Otoniel’ pudo haber sido negociada. ‘Otoniel’ tenía ocho anillos de seguridad y fue una captura sin mayor resistencia que no generó tantas bajas, solamente, al parecer, la de un intendente de la fuerza pública. Fundamentalmente esto se trata de un golpe de opinión para el presidente Iván Duque, es un respiro importante para él que venía caído en las encuestas y con una política de seguridad muy maltrecha.
Será igual un golpe de carácter fugaz teniendo en cuenta que sigue la situación de violencia en Colombia. Las economías ilegales están a tope. Hay 3.200 hombres solamente del Clan del Golfo dispuestos a seguir compitiendo por las 245.000 hectáreas de coca y por las 65.000 hectáreas de economías ilegales. Así que este será el fin de ‘Otoniel’, pero será el inicio de un nuevo ciclo de violencia en Colombia con quiénes lo sucedan en la organización criminal que ya están cantados en este momento.
RFI: ¿Qué se habría negociado?
Esteban Salazar: Aquí lo que nosotros hemos encontrado desde la Fundación Paz y Reconciliación es una narrativa en la cual ‘Otoniel’ desde el 2017 y 2018, planteó una ruta de sometimiento por parte del Clan del Golfo, de los miembros dentro de las estructuras y sus subestructuras que tienen a nivel nacional, sin embargo, de acuerdo con diversas fuentes, los mandos medios no le copiaron a ‘Otoniel’ porque no querían repetir la historia de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) relacionadas con la traición por parte del gobierno y la extradición – hacia Estados Unidos-. Seguramente Otoniel al verse solo dentro de esta iniciativa empezó a entregar a algunos mandos medios. Ustedes pueden observar que en 2017 y en 2018 se dieron las bajas de alias ‘Inglaterra’, de ‘Gavilán’, de ‘El Indio’, que eran los que estaban después al mando de la organización. Incluso este año se dio de baja a alias ‘Marihuana’, que también estaba en esa línea de mando.
Otoniel pudo haber negociado seguramente temas como rutas del narcotráfico, la entrega de armas e incluso, entrega de varios de los miembros al interior de la organización.
RFI: ¿Quiénes pueden tomar el mando?
Esteban Salazar: Hay dos personas, una es Jobanis Ávila Villadiego que dirige la zona del Urabá antioqueño –cerca de la frontera con Panamá- qué es justamente dónde fue capturado ‘Otoniel’. Hace parte de una de las estructuras más poderosas que tiene en Colombia el Clan del Golfo. La otra persona es que podría estar en esa línea de mando es Wilmer Girando alias ‘Siopas’ quién comanda parte de las estructuras especiales hacia el departamento del Chocó.
Tantos Ávila como Giraldo son considerados más violentos, lo que ha generado una gran preocupación a nivel territorial en varias zonas del país.
RFI: ¿Podría describirnos un poco más en detalle la dimensión de los negocios que ellos manejan?
Esteban Salazar: De acuerdo con las investigaciones que tenemos en la Fundación Paz y Reconciliación, el Clan del Golfo es hoy la organización más potente a nivel criminal en Colombia. Tiene presencia en 211 municipios del país –En Colombia hay 1.100 municipios- con un pie de fuerza de más de 3.200 hombres. Está organizado en cuatro grandes estructuras, con 23 subestructuras o franquicias. Cuenta con una economía criminal bastante diversificada que va desde la minería ilegal de oro, el tráfico y trata de personas, el tráfico de armas y el narcotráfico. Ellos compiten hoy con otras organizaciones como el ELN, las disidencias y el EPL.
En lo que se ha constituido como uno de los espacios más grandes de cultivos ilícitos de coca con 245.000 hectáreas en la actualidad, así como 65.000 hectáreas de minería criminal que suman más de 10 mil millones de dólares de ganancias.
RFI: ¿A qué nos referimos cuándo decimos minería ilegal?
Esteban Salazar: Hay que hacer una diferenciación bastante importante. Siempre se ha hablado a nivel conceptual que la minería ilegal se puede equipar ir a la minería criminal, pero son dos conceptos diferentes. Teniendo en cuenta que la minería de carácter ilegal puede ser una minería que se ejerce por parte de mineros no titularizados, pero eso no implica que hagan parte de las economías criminales, es decir que estén asociados a organizaciones o grupos armados criminales.
La minería criminal es la que se ejerce cuando, por ejemplo, se hacen temas de delitos ambientales por el uso de mercurio, cuando están asociados a desplazamiento de la población o cuando están bajo el control de alguna organización como el ELN, las disidencias o el Clan del Golfo.
RFI: A nivel criminal, ¿cuál es el prontuario de esta organización?
Esteban Salazar: Hoy en el país tenemos un dossier identificado por parte de estas organizaciones que va desde temas de extorsiones, desplazamientos forzados, asesinatos a personas protegidas, homicidios de líderes sociales y de líderes políticos, también temas de minería criminal, como lo mencionaba anteriormente, tráfico y trata de personas y narcotráfico.
De las cifras que tenemos en Paz y Reconciliación, hemos identificado que cada tres días hay una víctima de violencia político-electoral y cada tres días se está asesinando a un líder social en Colombia. De esas cifras que nosotros tenemos al día de hoy, sabemos que en por lo menos tres de cada diez casos está involucrado el Clan del Golfo.
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