El muy extenso proceso contra el general venezolano Clíver Antonio Alcalá Cordones por sus estrechos vínculos con la guerrilla de las Farc ha dejado a su paso una historia marcada por el apoyo más ferviente a Hugo Chávez, el odio a Nicolás Maduro y la determinación de contar lo que por años fue un secreto a voces en el régimen que hundió a Venezuela en una crisis económica y política sin precedentes.
SEMANA revela detalles de la inédita matriz de colaboración del oficial del Ejército ante una Corte de Nueva York, que tiene temeroso incluso al mismo presidente Maduro, quien sigue pasándose por la faja cualquier lineamiento legal y ético para reelegirse y perpetuarse en el poder. También pone en evidencia y en problemas a varios integrantes del séquito chavista y excomandantes de las Farc, hoy revestidos de impunidad ante la JEP, como Rodrigo Londoño Echeverry, alias Timochenko.
Justamente, Alcalá contará la relación de las Farc con el llamado Cartel de los Soles, que es, en plata blanca, la operación de tráfico de drogas que compromete a los más altos militares venezolanos, al fallecido Hugo Chávez, y su heredero del régimen Nicolás Maduro, todo en sociedad con las Farc.
La historia de Alcalá, una de las caras más conocidas y resonantes del chavismo, da para todo. Tras defender a muerte las ideas de Hugo Chávez tomó la decisión de unirse con un grupo de exboinas verdes estadounidenses para ejecutar una incursión el 3 y 4 de mayo de 2020, buscando derrocar a Nicolás Maduro, en la denominada Operación Gideon. El operativo, planeado desde suelo colombiano, que resultó un absoluto fracaso.
Tras esto, tomó la decisión de entregarse a las autoridades y responder ante los Estados Unidos que lo requería por gravísimos delitos relacionados con terrorismo, narcotráfico, lavado de activos, sobornos y la relación con organizaciones criminales, por lo que se enfrentaba a una condena no menor de 50 años de cárcel.
Pese a que en un momento lo negó todo, en 2023 puso sobre la mesa una matriz de colaboración para que se modificara la acusación a cambio de entrega de información desconocida sobre el llamado ‘Cartel de los Soles’, los nexos entre Chávez y Maduro con las Farc, así como el favorecimiento para que ese grupo guerrillero hiciera de las suyas en territorio venezolano durante décadas.
En el documento presentado ante un juez y defendido por el abogado del general chavista, se menciona claramente que la organización del ‘Cartel de los Soles’ se fundó en medio de las fallidas negociaciones con las Farc en San Vicente del Caguán a finales de la década de los 90, “fue liderado por el desaparecido presidente Hugo Chávez” y posteriormente por Nicolás Maduro, quien asumió las funciones de control del tráfico de drogas.
El “poderoso general de las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela”, como lo describió la Fiscalía en su indictment, reconoció que durante años el Gobierno venezolano apoyo a las Farc con la entrega de armamento, entre estos, la entrega de 20 granadas y 3.5 lanzagranadas que llegaron a manos de Iván Márquez y Timochenko, entonces integrantes del temido Secretariado de las Farc, por orden de Hugo Chávez. Esto pese a que se tenía absoluta certeza que esta era una organización terrorista y que dicho armamento iba a ser utilizado contra la población civil.
“La mitad para el señor Luciano Marín Arango, y la otra mitad para el señor Londoño, Timochenko”. Frente a la pregunta del juez el general Alcalá aseguró que “ellos eran el número uno y el número dos de las Farc en el territorio que me correspondía en Venezuela”. El general fue claro en indicar que los dos integrantes del Secretariado de las Farc traficaron droga en el territorio venezolano. “Fue consecuencia de muchos años porque esa organización dependía del narcotráfico para mantenerse”.
Alcalá reiteró tener conocimiento claro y preciso “sobre la entrega de armas y otras asistencias a esa organización” en territorio venezolano, los cuales estaban auspiciados directamente por el gobierno venezolano.
A la pregunta del juez al general sobre si tenía conocimiento que el Departamento de Estado había calificado a las Farc “como una organización terrorista extranjera”, el general no dudó en afirmar que sí sabía. La misma afirmación la hizo tras el interrogante: “Usted sabía que las Farc que las Farc realizaban actividades terroristas”.
La declaración no terminó ahí. El general en retiro -quien se enorgulleció en decir que él era parte de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas de Venezuela- fue claro en narrar los sobornos que recibían altos mandos militares y personas del círculo cercano de Chávez y Maduro para traficar droga por la frontera con Colombia rumbo a los Estados Unidos y de las acciones que se tomaron en contra de aquellos militares honestos que adelantaron operativos contra el narcotráfico. Con sus acciones -reconoción- impidió que “miembros de las Farc y asociados” fueran “arrestados” en territorio venzolano “por agentes del orden”.
Para demostrar los estrechos nexos entre las Farc y el chavismo, Alcalá citó lo ocurrido en el 2008, cuando en el Estado costero de Falcón fue detenido con nada más y nada menos que con 35 toneladas de cocaína que movilizaba como Pedro por su casa en siete camiones militares para ser embarcadas rumbo a los Estados Unidos.
Tras amenazar a los policías hizo un par de llamadas que terminaron con la presencia de un centenar de miembros de la temida Guardia Nacimiento Venezolana y hasta de un helicóptero. “Cuando se intentó arrestarlo, el acusado les dijo a los policías que estaban interfiriendo con un asunto de los militares y que tendrían consecuencias”.
La intermediación permitió destrabar el paso de los vehículos y borrar cualquier registro documental de los hechos. No era la primera vez que algo así ocurría, el movimiento de sobornos, presiones y participación de la Guardia permitió por años que grandes cargamentos de cocaína pasaran libremente por la frontera, se movieran por territorio venezolano para ser traficados rumbo a Centro y Norteamérica.
Así como el libre movimiento de los máximos jefes de las Farc que planeaban acciones terroristas a sus anchas y sin preocupaciones. Por orden del mismo Alcalá se impidió que estos subversivos “fueran arrestados por agentes del orden venezolanos”. De todo esto tenían conocimiento claro y directo la cúpula del chavismo.
Fue tan importante y precisa su colaboración, que las rígidas normas de los Estados Unidos aflojaron, modificando la fuerte acusación a delitos menores para la justicia de ese país, como lo es ayudar a una organización terrorista extranjera, por lo que la pena propuesta quedó ampliamente reducida a no más de 30 años. La defensa de Alcalá pidió que se tuvieran en cuenta todos los detalles desconocidos y se fijará una sentencia de seis años de cárcel y que se tenga en cuenta los cuatro que ya lleva tras las rejas.
En medio de la deliberación, que se espera finalice a mediados de febrero, el ex boina verde Jordan Goudreau -quien hizo parte del fallido plan contra Maduro- envió una carta en la que, además de alabar a Alcalá y su deber patriótico, pidió una sentencia reducida. “La mayoría de los soldados sienten la necesidad de ayudar, y sé que Cliver siempre buscó ayudar a los necesitados”.
La ‘Farpolítica’ en veremos
En respuesta a un derecho de petición formulado por SEMANA la Corte Suprema de Justicia en su Sala Penal y de Instrucción señalaron que hasta la fecha no se ha emitido ninguna sentencia en contra de ningún aforado constitucional por sus vínculos con la guerrilla de las FARC. El único expediente que está abierto por hechos similares cursaba contra la senadora Piedad Córdoba, quien falleció el pasado 20 de enero.
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