Parecería que el mundo entero se le vino encima a Piedad Córdoba.
La ahora candidata petrista al Senado ha vivido muchas crisis, pero esta última la pone muy cerca de los linderos del Código Penal. Y también en el ojo de la justicia estadounidense.
Álvaro Córdoba, un hermano suyo, ya fue capturado con fines de extradición acusado de vínculos con el narcotráfico y las disidencias de las Farc y sus hijos estarían relacionados con presuntos negocios con el régimen de Nicolás Maduro.
Las últimas acusaciones en su contra son muy graves. La señalan de influir sobre la guerrilla para que decenas de secuestrados en su poder permanecieran más tiempo en cautiverio con el fin de producir efectos políticos a favor suyo y del presidente venezolano Hugo Chávez.
En su calidad de senadora liberal logró que el entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010) le otorgara un papel mediador, por un tiempo, para buscar la liberación de los secuestrados en poder de la guerrilla, pero se habría aprovechado de esa decisión.
Ella, que ya tenía simpatía por el presidente Hugo Chávez, se abrazó al régimen venezolano que apoyaba a las Farc, y entre ambos fungieron ayudar en la búsqueda de la paz y de la liberación de los secuestrados en poder de los subversivos.
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