El Senado paraguayo instó este jueves al ministro de Salud, Julio Mazzoleni, y a dos de sus colaborares a renunciar al cargo ante la crisis suscitada por el desabastecimiento de medicamentos e insumos para pacientes graves de la covid-19.
EFE
El proyecto de declaración, refrendado por 30 de 45 miembros, «insta al ministro (…) al viceministro Julio Rolón y al director general de Vigilancia, Guillermo Sequera, a presentar renuncia a sus respectivos cargos», informó el Senado en redes sociales.
La iniciativa, no vinculante y planteada sobre tablas por el senador Martín Arévalo, del gobernante Partido Colorado, entró en debates durante la sesión semanal del Senado tras las protestas del personal de blanco por falta de insumos en los centros públicos.
Al respecto, el senador Sixto Pereira, de la concertación Frente Guasu (FG), «responsabilizó directamente al presidente Mario Abdo Benítez por la situación de crisis y desabastecimiento que empieza a colapsar nuestro sistema de salud», afirmó esa organización en un comunicado.
Pereira enfatizó que «es claro que no hay voluntad política de este gobierno para corregir rumbo y calificó a Abdo Benítez como presidente de la improvisación», indicó el FG, la mayor fuerza de izquierda del país.
Abdo Benítez y Mazzoleni concentraron las críticas por parte de los senadores tras las protestas de enfermeros y médicos en Asunción para exigir la reposición de los medicamentos empleados para asistir a pacientes graves de covid-19.
Trabajadores del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram) de Asunción, de referencia en la campaña de contra la covid-19, salieron a las calles este miércoles acompañados de familiares de pacientes.
«Cómo se explica que en el sector público no exista y en la farmacia de la esquina sí existe (…) evidentemente algo pasa o es parte de un asqueroso negociado a costa del sufrimiento de la gente», cuestionó, por su parte, el senador Hugo Richer, también del FG.
A las críticas políticas y ciudadanas se suman la demora en la llegada de las vacunas, que de momento se limitan a 4.000 dosis de la Sputnik V, destinadas a dos millares de trabajadores sanitarios.
Esa partida es parte del millón de dosis acordado con Rusia y para este mes se espera la primera entrega de los 4,3 millones de vacunas de la iniciativa multilateral Covax de la Organización Mundial de la Salud.
Las autoridades sanitarias reconocieron que se encuentran en el peor momento de la pandemia, en medio de un estallido de casos en las últimas semanas que tiene al límite a la sanidad, con más de 1.000 hospitalizados y cerca de 300 en cuidados intensivos en los últimos días.
Desde el primer positivo reportado el 7 de marzo de 2020, el país sudamericano, entre los más rezagados en la inmunización de su población, de 7,3 millones de habitantes, acumula algo más de 162.000 casos, mientras que la cifra de fallecidos supera los 3.200.
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