El coronavirus ha dejado huella en el ex primer ministro italiano y líder de Forza Italia Silvio Berlusconi, que el lunes recibió el alta hospitalaria tras permanecer ingresado 11 días en el Hospital San Raffaele de Milán. En esta entrevista confiesa que pasó «días duros», lanza un mensaje de ánimo a los enfermos y analiza las elecciones y el referéndum del 20 y el 21 de septiembre en Italia: «Está en juego el futuro del país».
En primer lugar, ¿cómo está, cómo se siente?
Me siento muy cansado y agotado. Esa es la característica del Covid. Pero he superado también esta difícil prueba, y eso me hace sentir tranquilo.
¿Y cómo están sus familiares?
Se están recuperando. Gracias a Dios ninguno de ellos ha tenido síntomas muy severos. Pero créame, la angustia de saber que mis hijos están enfermos y que mis nietos, que siguen siendo niños, también son positivos, es quizás lo que peor me hizo sentir. Por eso, estoy tan cerca del dolor de tantas familias que, como la mía, han sido probadas por esta terrible enfermedad. Más aún, me siento muy cerca de aquellos que han perdido a un ser querido.
¿Usted mismo reconoció haber recibido mucho afecto y muchos mensajes, políticos y de otro tipo. ¿Cuál fue el más hermoso?
Le haría un flaco favor a todos los demás, si citara sólo uno. Cada mensaje fue un gesto de afecto, de estima, de respeto y de solidaridad humana por el que estoy profundamente agradecido. Puedo decir que la llamada del Presidente de la República, que representa a la nación, los resume todos.
¿Cuáles fueron los momentos más duros de la hospitalización y qué pensó de su vida en ese trance?
Los momentos más duros fueron los tres primeros días en el hospital. Me dolía todo, no podía estar en la misma posición durante más de un minuto. Tenía miedo de no lograrlo. En esos momentos pasaban claramente por mi cabeza las terribles imágenes de los hospitales que todos vimos estos meses, los cuidados intensivos, los pacientes intubados. Más tarde, me dijeron que la carga viral que encontraron en mi prueba era la más alta hallada en las miles de pruebas efectuadas en el hospital San Raffaele. Así que el riesgo era real y grave. Pero debo decir también que nunca he dejado de confiar, como siempre hago, en la ayuda de Dios y en la gran competencia de los médicos y del personal sanitario. Este es el consejo que doy a todos los enfermos: no te desanimes, nunca pierdas la esperanza de curarte. El Covid puede ser vencido.
Se contagió usted del Covid durante la campaña electoral. ¿Temió, en algún momento, que no pudiera seguir dirigiendo Forza Italia?
Es verdad que, en los primeros días de hospitalización, temí por mi vida. Pero después, seguí trabajando y dando entrevistas a los periódicos, a pesar de que el profesor Zangrillo, que, además de ser un buen médico es amigo mío, intentó impedírmelo por todos los medios.
Los contagios del Covid en Italia siguen creciendo. ¿Teme un nuevo confinamiento?
El caso de Israel muestra que el peligro está a la vuelta de la esquina. Pero debemos sortearlo por completo. Una segunda ola sería una catástrofe humanitaria, sanitaria y económica sin precedentes. Por eso, todos tenemos el deber de respetar rigurosamente las reglas, para evitar los contagios.
Su médico personal, Alberto Zangrillo, se ha distinguido por sus declaraciones optimistas sobre el virus en los últimos meses. ¿Se lo ha reprochado?
Creo que ha habido un malentendido sobre este tema. El profesor Zangrillo, como médico, ha expresado valoraciones destinadas al debate científico. Tal vez por ser un médico y no un político, subestimó el hecho de que los medios de comunicación las tendrían en cuenta, las enfatizarían y las malinterpretarían sustancialmente. La suya no era de ninguna manera una invitación a bajar la guardia. Por otra parte, en mi caso concreto, no subestimó ciertamente los síntomas aparentemente leves, que, sin embargo, ocultaban una situación muy grave, sino que impuso una hospitalización inmediata en plena noche.
¿Qué piensa del regreso a la escuela que está poniendo en marcha el Gobierno?
Hay una gran confusión. Las escuelas tenían que reabrir, eso es obvio, pero en condiciones de seguridad, que objetivamente no existen hoy en día.
Usted no participó, como oposición, en el Plan de Recuperación Europeo. ¿Es un error de Conte?
La oposición nunca se ha involucrado realmente en la gestión de estos difíciles meses.
¿Cree que el Gobierno tiene ideas claras sobre la manera de gastar los 209 mil millones que llegarán?
Creo que el Gobierno tiene una idea muy clara en un horizonte lo más amplio posible.
¿Cree que hay que tomar inmediatamente una decisión sobre el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)?
Es muy grave que todavía no se haya tomado una decisión positiva. En las condiciones en las que nos encontramos, es incomprensible renunciar a enormes recursos sin coste alguno que nos permitirían construir nuevos hospitales, modernizar los existentes, contratar más personal sanitario e invertir en investigación. Realmente no puedo entender el significado de este no.
Si el centro-derecha triunfa en las elecciones regionales, ¿qué pasará?
Que tendremos un buen gobierno en las regiones y los municipios y se confirmará que la mayoría del gobierno actual no representa a la mayoría del país.
Y para hablar de éxito, ¿en cuántas regiones tiene que ganar?
No nos ponemos límites. Podríamos ganar en cualquier lugar.
Dejó libertad de elección en el referéndum [para reducir el número de parlamentarios]. ¿Es una reforma que debía hacerse de otra manera?
Sin duda alguna. Nosotros habíamos reducido ya el número de parlamentarios desde 2005, pero en el marco de una reforma orgánica de las instituciones, que luego fue cancelada por la izquierda. De esta manera, el recorte de los parlamentarios es sólo una reducción de los espacios de representación, de libertad y de democracia. Por esta razón, Forza Italia dejó libertad de voto a todos sus partidarios. Pero déjeme añadir otro concepto importante.
Por favor.
Lo que me gustaría pedir a todos los italianos es que vayan a votar, para no renunciar a la oportunidad de expresar su soberanía. Tanto en los referendos como en las elecciones es el pueblo el que decide. Y eso es lo correcto y lo saludable en una democracia. Hay una sentencia atribuida a Platón que dice que el castigo para los desinteresados en la vida pública es ser gobernados por personas inadecuadas. Después de 2.300 años, esta reflexión sigue siendo válida. El futuro del país está en juego, nuestro futuro común, el futuro de nuestros hijos. Es un patrimonio que pertenece a todos y que por lo tanto nos concierne a todos. Los italianos han dado una gran prueba de fortaleza en los días más difíciles de la pandemia. Ahora, es fundamental que sepan ser una comunidad cohesionada y responsable – más allá de todas las diferencias políticas – incluso en el difícil futuro que nos espera. Creo en nuestro maravilloso país e invito a todos a creer en él como yo.
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