El bulo según el cual los haitianos de Springfield, un pequeña ciudad en Ohio se comen a los perros y gatos de los vecinos adquirió una mayor repercusión desde que la campaña del expresidente Donald Trump empezó a propagarlo, impactando incluso a residentes de zonas alejadas como Nueva York.
Pocos días después de que Trump (2017-2021) señalara en el debate que sostuvo el 10 de septiembre con la candidata demócrata a la Presidencia, Kamala Harris, que esos inmigrantes se comen a las mascotas, una afirmación desmentida, Macollvie Neel, la editora del periódico Haitian Times, con sede en Nueva York, fue víctima de una falsa acusación.
Según contó Neel al canal CNN, el lunes pasado la policía tocó a su puerta tras recibir una denuncia sobre un asesinato ocurrido en su hogar. Los agentes recibieron un correo electrónico en el que se alertaba sobre un asesinato de índole racista cometido en esa dirección.
La editora había sido víctima de una práctica conocida como ‘swatting’, que consiste en hacer de forma anónima una grave denuncia que resulta ser falsa, pero que motiva el despliegue de un gran número de agentes policiales fuertemente armados en el lugar. En ocasiones, esto tiene un desenlace fatal.
El hecho forma parte de una cadena de incidentes desatados tras los comentarios del candidato republicano para las elecciones del 5 de noviembre próximo, y que hizo en esa misma línea, horas antes del debate, su compañero de fórmula como candidato a vicepresidente, el senador por Ohio JD Vance.
Desde la semana pasada, esta localidad de poco más de 58.000 habitantes ha recibido 33 amenazas de bombas, según dijo el lunes el gobernador de Ohio, el republicano Mike DeWine, situación que obligó al cierre temporal de escuelas y oficinas públicas.
“Denigrar contra una comunidad tiene consecuencias reales y eso lo saben muy bien los republicanos”, dijo a EFE el profesor de Historia y Estudios Latinoamericanos Miguel Tinker Salas. “Esto hace recordar la forma como estigmatizaron a los judíos en Alemania”, ahondó.
Si bien las acusaciones han sido desmentidas por las autoridades de Springfield y por el mismo DeWine, los haitianos “desde ahora serán vistos bajo el estereotipo de extranjeros que no se adaptan a la sociedad estadounidense y que son una amenaza”, señaló el catedrático del Pomona College (California).
Para el activista Paul Christian Namphy, del Movimiento Red de Acción Familiar (FANM, en inglés), estas acusaciones sin fundamento forman parte de “un plan para demonizar y criminalizar no solamente a la comunidad haitiana, sino a todas las comunidades inmigrantes”, como dijo a EFE.
Tinker Salas hace hincapié en que por décadas se ha estigmatizado a estas comunidades especialmente en época de elecciones. “En los ochenta todos los colombianos eran narcotraficantes y los centroamericanos eran guerrilleros y más recientemente pandilleros. La lista es muy larga”, recordó.
El caso de los venezolanos y el Tren de Aragua
A la lista de los estigmatizados entraron recientemente los venezolanos. El expresidente Trump (2017-2021) se despachó contra esta comunidad después de que tres inmigrantes del país suramericano fueran relacionados con la muerte de una universitaria y una menor de edad.
En la noche del miércoles, durante un discurso de campaña en Uniondale (Nueva York), el candidato republicano anunció que visitará en un par de semanas la ciudad de Springfield y que planea ir a la ciudad de Aurora (Colorado).
Trump mencionó esta localidad tras informaciones, luego desmentidas por la Policía y autoridades locales, sobre miembros de la organización transnacional Tren de Aragua, surgida en las cárceles de Venezuela, que habían tomado control de edificios de apartamentos.
Nate Kassa, portavoz de la organización East Colfax Community Collective (ECCC), dijo a EFE que la empresa administradora de dos edificios de apartamentos se valió de un “sentimiento nacionalista antiinmigrante” para fabricar ese rumor y justificar así la pérdida del control de sus propiedades.
Kassa, quien cree que ello tiene que ver con la criminalización de los inmigrantes, señaló que el equipo de ECCC que ayuda a estos inmigrantes «nunca fue amenazado, nunca presenció actividades de pandillas ni vio armas de fuego”.
El alcalde de Aurora, el republicano Mike Coffman, dijo recientemente que “la impresión es que la ciudad fue invadida por bandas criminales de inmigrantes y pandillas venezolanas. Y ciertamente ese no es el caso”.
En Springfield, el bulo ha causado temor entre los inmigrantes haitianos y las autoridades locales han tenido que salir al paso para informar que no han recibido denuncias relacionadas al robo o muerte de mascotas de esta localidad.
EFE
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