Muñecos de acción, cómics, maquetas y bombones llamados «besos de negro» son parte de la original campaña del boliviano Iván ‘El Negro’ Arias, aspirante a la Alcaldía de La Paz que plantea un acercamiento más humano a los electores y la reconciliación en una ciudad golpeada constantemente por el conflicto social y político.
Gina Baldivieso / EFE
Arias, conocido por su trayectoria como municipalista, cobró mayor relevancia por su peculiar forma de explicar conceptos o situaciones durante debates políticos apelando a elementos como frutas, autos de juguete o figuras de acción.
«Soy el analista que siempre ha llevado instrumentos para explicar las cosas y no es porque creo que la gente sea estúpida, sino porque creo que hay que comunicarse con la gente y eso forma parte de mi estilo empático y cercano a la gente», explicó Arias en una entrevista con Efe.
Por ejemplo, en un programa difundido cerca de las fallidas elecciones de 2019, Arias comparó al entonces presidente Evo Morales con Thanos porque «quería tener todos los poderes», mientras que los Avengers defendían «la libertad», recordó el candidato de la alianza Por el Bien Común Somos Pueblo.
Aquella comparecencia pegó tanto que ahora los superhéroes son infaltables en su campaña y sus partidarios han creado diversos muñecos para representarlo, entre ellos un Funko y una figura de acción que protagoniza cómics cortos compartidos en la página de Facebook «El Negro sabe».
También va repartiendo los bombones llamados «besos de negro» en alusión a su apodo, «El Negro», una idea que surgió cuando fue ministro en la gestión transitoria de Jeanine Áñez.
INFLUENCIAS DE MANDELA Y SU MADRE
Nacido en La Paz en 1958, sociólogo de profesión, Arias se califica a sí mismo como un «hijo de la democracia», pues por aquella causa fue encarcelado, torturado y exiliado en Suecia durante la dictadura militar de 1980.
Arias fue parte del grupo de profesionales que llevó adelante el proceso de municipalización «más importante» que tuvo Bolivia en la década de 1990, cuando también tuvo la oportunidad de conocer a Nelson Mandela al asistir a su investidura.
Se declara admirador del fallecido líder sudafricano, cuya «cultura del perdón» le permitió reconciliarse y dejar atrás el odio que sintió hacia sus torturadores, según comentó.
Arias sonríe orgulloso al hablar de doña Julia Durán, su madre, quien ha sido uno de los pilares en su formación y le enseñó con el ejemplo a trabajar duro y «tirar para adelante», según comentó.
Frases suyas como que «la pobreza no es para mostrarla, sino para superarla», o «para los que venimos de abajo, la única recomendación es nuestro trabajo» han quedado grabadas en la mente del candidato.
O el día en que doña Julia le contó sobre el abandono de su padre biológico cuando apenas tenía un año y le dijo que debía elegir qué apellido quería llevar y él se decantó por Arias, el de su padrastro Manuel, el único padre que conoció.
El temor a morir y dejarlo desamparado hizo que doña Julia le enseñe a trabajar desde pequeño, por lo que Arias vendió «helados, periódicos, lotería» y lustró zapatos, entre otros oficios.
Esa influencia materna fue en parte la que le motivó a hacer sus análisis políticos de manera didáctica, como si fuera ella quien está «al frente y quiere que le explique las cosas complejas de una forma sencilla».
PRESENTE Y FUTURO
Sobre la actual gestión municipal, Arias destacó que la Alcaldía de La Paz es «una de las más estables» en las últimas dos décadas, con programas como el de las cebras, jóvenes voluntarios que se disfrazan de este animal para fomentar la educación urbana, o los PumaKatari, los autobuses del transporte municipal, ambos parte del imaginario colectivo paceño.
El político sostuvo que «ser un alcalde Atila, que viene a quemar la biblioteca de Alejandría, sería catastrófico», por lo que «hay que recuperar las cosas buenas», mejorarlas y profundizarlas.
Aunque también consideró que pareciera que el municipio «ha entrado en una especie de letargo, de conformismo, como que ya se ha hecho todo», cuando queda mucho por hacer y la ciudad necesita un «reimpulso».
Su propuesta se titula «La Paz en paz y moderna» y la explica, cómo no, con una maqueta que es la «Casa del Bien Común», en donde «cabemos todos» pese a las diferencias.
El plan tiene seis pilares con los cuales Arias busca «recuperar el orgullo paceño» y evitar la fuga de inversiones y talento humano a otras regiones.
Y es que, a su juicio, La Paz «sufre las consecuencias de ser la capital política» boliviana, pues no hay día en que no haya una movilización en esta ciudad.
Pero además se ha generado una «desconfianza» y «confrontación» entre sus habitantes que, para Arias, son consecuencia de discursos políticos que en los últimos catorce años han insistido «en las diferencias» y no en las coincidencias, por lo que también quiere lograr la «reconciliación» de los paceños construyendo el «bien común».
Arias consideró que el presidente Luis Arce pasó «de ser ilusión a ser decepción» porque esperaba que evitara los «errores» cometidos por el exmandatario Evo Morales.
Sin embargo, aseguró que si gana las elecciones, buscará «la mayor articulación con el poder central».
«A mí no me importa el color del gato, sino que cace ratones en esta ciudad que necesita tanto, que necesita mirar el futuro», zanjó.
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