Cuando el ministro de Información, Jorge Rodríguez, presentaba públicamente una serie de videos y sonidos, como presuntas pruebas de una amplia conspiración, de la cual, el capitán de corbeta, Rafael Acosta Arévalo, era una de las cabezas de un supuesto plan para asesinar a Nicolás Maduro y altos funcionarios, asaltar las bóvedas del Banco Central de Venezuela (BCV), tomar la base aérea de la Carlota y colocar explosivos en vías de acceso a Caracas. Así lo reseña El Estímulo.
Por Francisco Olivares / El Estímulo.
En la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar, el capitán retirado de la Armada era torturado por funcionarios de ese cuerpo que más tarde ocasionaron su muerte debido a las múltiples lesiones proferidas.
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La propia autopsia del cuerpo, cuyos resultados fueron filtrados en las últimas horas, revela los estragos de la tortura hasta la muerte.
Hay muchos otros casos documentados, que se han hecho públicos, de torturas sistemáticas en los calabozos donde el régimen chavista mantiene recluidos a sus opositores, lo que demuestra que no se trata de eventos aislados, ni responsabilidad de agentes subalternos. La mayoría de los casos queda en el anonimato de decenas de víctimas menos conocidas, entre ellos estudiantes presos por protestar contra el sistema.
También el presidente de la Asamblea Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, mostrando láminas con los rostros de al menos 50 militares y sus distintas posiciones en el plan conspirativo, enfatizó ante las cámaras de televisión que “todos están a buen resguardo de las autoridades declarando; sumando lo que tengamos que sumar”. De esta manera explicó que ya tenían bajo control esta supuesta nueva conspiración que se agrega a una seguidilla de casos, que en tres años ha llevado a la cárcel a 190 oficiales y al exilio a cerca de 5 mil.
El día 21 de junio, estando todavía en el país, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, mientras hacía una inspección en Venezuela y recibiendo directamente de las víctimas dramáticos testimonios de desapariciones forzadas y de torturas, la esposa del capitán de corbeta, Waleswka Pérez, denunciaba desde un video la desaparición de su esposo, el capitán Rafael Acosta Arévalo.
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También los familiares de los otros cinco militares detenidos ese día formulaban la misma denuncia a través de algunos portales de noticias y de las redes sociales (los únicos medios libres en Venezuela) , para advertir que sus respectivos parientes estaban desaparecidos.
Desde Bogotá, Colombia, en donde se encuentra asilada con sus dos hijos, Waleswka Pérez se enteró de la detención de su esposo practicada por la Dgcim el día 21 de junio en horas de la noche. La última comunicación que tuvo con él había sido en horas del mediodía y de allí en adelante no supo más nada de él, según relató a la periodista Idania Chirinos de NTN24, quien la localizó en Bogotá.
Al perder la comunicación, Waleswka presumió que algo pasaba y sospechó de su detención. El capitán Acosta le había informado que iba a una reunión con otros amigos, le preguntó por los hijos y le dijo que no se preocupara que al salir volvería a comunicarse. Como era costumbre entre ellos, le hizo varias llamadas en el transcurso de la tarde, le envió algunos mensajes pero no obtuvo respuesta. Por terceras personas se enteró que se lo habían llevado hombres encapuchados con armas largas. No supo del él hasta el 28 de junio, cuando recibió noticias del abogado, que su esposo sería presentado ante los tribunales militares ubicados en Fuerte Tiuna.
Pero el hombre que llegó a los tribunales no podía sostenerse por sus propios medios. En silla de ruedas, casi sin poder hablar ni mover brazos y piernas, pidió auxilio. Dado el estado de gravedad en que fue presentado ante el juez, éste ordenó que fuese trasladado al “Hospitalito” en Fuerte Tiuna.
Esa misma noche el capitán falleció, su cuerpo no resistió el castigo y murió a la una de la madrugada. Su esposa se enteró a las diez de la mañana del siguiente día a través del abogado. Hasta ese momento, 29 de junio, no sabía en dónde estaba el cuerpo de su esposo ni en qué condiciones murió. Solo supo que había recibido muchos golpes en la cabeza. “Él mismo se buscó su propia soga” comentó un compañero de promoción desde su cuenta en Twitter, en la cual también ratificó su lealtad a Nicolás Maduro y a la revolución.
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