Tanya Wojciak, una republicana de toda la vida y madre de familia de los suburbios del noreste de Ohio, es el tipo de votante que el presidente Donald Trump no puede permitirse perder, pero ya es tarde.
Reuters
Está enojada por el manejo de Trump de la crisis del coronavirus que ha matado a más de 219.000 estadounidenses, el mayor número de muertes en cualquier país. Perdió a un amigo por COVID-19 en abril.
Wojciak, de 39 años, dijo que el uso irregular de mascarillas por parte de Trump y sus repetidos intentos de restarle importancia a la gravedad del coronavirus, incluso tras haber sido hospitalizado, “no es nada presidencial”. Lamenta haber votado por él hace cuatro años, añadió. Un cartel de Biden pintado a mano adorna ahora su jardín delantero en Cortland.
A unos 547 kilómetros al este, en Bangor, Pensilvania, Leo Bongiorno dice que él también votará por Biden después de no participar en la elección de 2016.
Los clientes de la cervecería y restaurante Bongiorno Bangor Trust Brewing siguen siendo escasos, aun después de que Pensilvania comenzó a reducir sus restricciones en los bares y restaurantes en junio. Las infecciones diarias de COVID-19 en el estado alcanzaron sus totales más altos desde mediados de abril de este mes, y Bongiorno dice que muchos de sus clientes habituales están demasiado nerviosos para ir a bares.
El préstamo federal de ayuda que recibió fue menos de lo que hubiera ganado cobrando los cheques de desempleo, y las facturas mensuales de la cervecería eclipsan las ventas. Bongiorno dijo que el país necesita un presidente que entienda lo que las pequeñas empresas necesitan para sobrevivir a una pandemia, y ese no es Trump.
“En este momento estamos sentados aquí esperando que los acreedores vengan a cobrar”, añadió.
Los estados del cordón industrial o “rust belt”, incluyendo Ohio y Pensilvania, le entregaron a Trump la Casa Blanca en 2016, y nuevamente ayudarán a decidir la elección del 3 de noviembre. Hace cuatro años, el mensaje de revitalización económica del republicano ganó muchos votantes blancos de clase trabajadora que habían elegido al demócrata Barack Obama en 2012.
Muchos de esos votantes siguen siendo leales al presidente. Aún así, el apoyo a Trump está decayendo en estos estados este año, y la pandemia es una razón importante. Los datos de las encuestas muestran que la carrera de 2020 se está convirtiendo cada vez más en un referéndum sobre el manejo del presidente del COVID-19.
Las encuestas de Reuters/Ipsos realizadas entre el 9 y el 13 de octubre mostraron que el 50% de los probables votantes de todo el país sienten que Biden manejaría mejor la respuesta a la pandemia, en comparación con el 37% de Trump.
Las encuestas de opinión en Pensilvania, Ohio, Michigan y Wisconsin muestran que los votantes allí también piensan que Biden es el mejor candidato para liderar la respuesta al coronavirus.
Encuestas recientes de Reuters/Ipsos y otros muestran que Biden empata con Trump en Ohio y le gana en Pensilvania, Michigan y Wisconsin, aunque por márgenes más estrechos que la ventaja de dos dígitos del candidato demócrata en todo el país.
La portavoz del Comité Nacional Republicano, Mandi Merritt, dijo que Trump ha tomado “medidas rápidas y decididas contra el coronavirus en cada momento”.
“Mientras los demócratas siguen jugando a la política con el coronavirus y la vacuna, el presidente Trump sigue liderando al país en el camino de la recuperación”, dijo Merritt en una declaración a Reuters.
TIRA Y AFLOJA Wojciak vive en el condado de Trumbull, en Ohio; el propietario de la cervecería Bongiorno reside en el condado de Northampton, en Pensilvania. Durante décadas, ningún candidato presidencial republicano había ganado ninguno de los dos condados hasta que Trump se impuso en 2016.
A muchos residentes les gustaba la filosofía comercial proteccionista de Trump, la fuerte defensa del derecho a portar armas y la postura de línea dura sobre la inmigración. Asuntos que ayudaron a Trump a ganar Trumbull por unos 6 puntos porcentuales y Northampton por unos 4 puntos porcentuales.
Ahora algunos ya han tenido suficiente. En septiembre, los probables votantes del séptimo distrito del Congreso de Pensilvania, que incluye el condado de Northampton, dijeron que votarían por Biden en un 51% y por Trump en un 44%, según una encuesta de Muhlenberg College/Morning Call.
Un sondeo de New York Times/Siena College realizada entre el 2 y el 6 de octubre mostró que los probables votantes favorecen a Biden en un 49% y a Trump en un 43% en el norte industrial de Ohio, una región que incluye el condado de Trumbull.
El COVID-19 parece ser un factor. Las entrevistas de Reuters con más de 50 votantes en los condados de Trumbull y Northampton revelaron una profunda frustración con Trump por haber minimizado la enfermedad y por no haber usado mascarilla de manera consistente y haber alentado a todos los estadounidenses a hacer lo mismo.
El condado de Northampton ha visto más de 300 muertes por COVID-19, es decir, unas 100 por cada 100.000 residentes, muy por encima de la media nacional de unas 66 muertes por COVID-19 por cada 100.000 personas. Al menos 76 de las muertes del condado ocurrieron en un solo hogar de ancianos en el municipio de Upper Nazareth, una comunidad de alrededor de 7.000 habitantes.
La vida en Northampton parece casi normal a primera vista, con restaurantes que ofrecen comidas al aire libre y patios de escuelas donde suenan los golpes de los bates de béisbol. Pero los trabajadores todavía sienten el peso de los despidos y los cheques perdidos; la tasa de desempleo del condado en agosto era del 10,2%, frente al 4,9% del año anterior.
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