Donald Trump lleva tiempo pregonando su relación con Kim Jong-un, pero si el presidente electo de Estados Unidos busca otra cumbre se encontrará con un líder norcoreano envalentonado por un arsenal de misiles ampliado y una relación mucho más estrecha con Rusia.
Por Infobae
Tras intercambiar amenazas de aniquilación nuclear durante el primer año del mandato inicial de Trump, Kim y el entonces presidente estadounidense mantuvieron tres reuniones sin precedentes en Singapur, Hanói y en la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur en 2018 y 2019.
“Habríamos tenido una guerra nuclear con millones de muertos”, dijo Trump a Fox News el mes pasado. “Y cuando estuve allí, me llevé muy bien con Kim Jong-un”.
Muchos partidarios del compromiso celebraron la reducción de las tensiones, pero esas reuniones acabaron estancándose y no lograron cambios duraderos en Corea del Norte. El presidente saliente, Joe Biden, ha sido incapaz de atraer o presionar a Pyongyang para que retome las conversaciones.
Desde la última vez que Trump se reunió con Kim, el Norte ha ampliado enormemente su arsenal de misiles balísticos intercontinentales masivos y armas hipersónicas y de corto alcance que podrían lanzar cabezas nucleares contra el territorio continental de Estados Unidos o bases militares de la región.
Pyongyang también ha reabierto su centro de pruebas nucleares y está preparado para reanudarlas cuando Kim lo ordene, según funcionarios estadounidenses y surcoreanos.
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