El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió el martes a la OTAN acelerar la adhesión de su país, para enviar una «señal real» a Rusia, que inmediatamente protestó, en un contexto de creciente tensión entre ambos vecinos.
AFP
La adhesión de Ucrania a la Alianza Atlántica es una provocación que Kiev lanza desde hace mucho tiempo a Rusia, que considera una ampliación de la organización al Este como una amenaza para su seguridad.
«La OTAN es el único camino hacia el fin de la guerra en Donbás» (este), donde las fuerzas de Kiev se enfrentan a separatistas prorrusos, afirmó Zelenski, en un tuit dirigido al secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, después de una conversación telefónica.
El mandatario ucraniano prometió avanzar en las reformas del ejército necesarias para unirse a la organización, «pero sólo las reformas no detendrán a Rusia», estimó.
Según Zelenski, la puesta en marcha de un plan de acción para la adhesión a la OTAN enviaría «una señal real» a Rusia.
Minutos más tarde, el Kremlin advirtió que esta iniciativa agravaría el conflicto entre separatistas prorrusos y fuerzas ucranianas.
«Dudamos mucho que esto pueda ayudar a Ucrania a resolver su problema interno. Desde nuestro punto de vista, esto empeorará aún más la situación», dijo Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa.
Cuatro soldados muertos
Stoltenberg expresó por su parte su «seria preocupación por las actividades militares de Rusia en Ucrania», haciéndose eco de las declaraciones de Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea (UE).
«Llamamos a Rusia a que aclare sus intenciones sobre toda esta masa de fuerzas a lo largo de la frontera», dijo el martes el vocero del Pentágono, John Kirby.
Pero un responsable de la OTAN, que pidió el anonimato, rebajó las expectativas de una adhesión rápida, al asegurar a la AFP que Kiev debía «centrarse en [sus] reformas» y reforzar su capacidad defensiva «conforme a las normas» aliadas.
Un punto de vista compartido por Estados Unidos, que llamó a Kiev a poner en marcha en un plazo razonable «reformas profundas». El portavoz de la diplomacia estadounidense, Ned Price, agregó no obstante que apoyan la política de «puerta abierta» de la OTAN.
El llamado del presidente ucraniano se produce en plena tensión entre Kiev y Moscú.
La semana pasada, Ucrania acusó a Rusia de concentrar miles de tropas en sus fronteras, así como en la península de Crimea, que fue anexada por Moscú en 2014.
El gobierno ruso no ha negado los recientes movimientos de tropas, pero insistió en que «no amenazan a nadie», y ha advertido que tomará las «medidas» necesarias en caso de cualquier despliegue militar occidental en Ucrania.
Esta escalada verbal y la multiplicación de enfrentamientos con los separatistas prorrusos han puesto fin a una tregua que se prolongó durante la segunda mitad de 2020.
Los observadores y diplomáticos temen ahora un recrudecimiento del conflicto, que estalló en 2014.
El martes, el ejército ucraniano anunció la muerte de cuatro soldados tras una serie de choques en el frente en las últimas 48 horas. Desde principios de año, murieron 25 soldados, la mitad que en todo el año 2020.
En las posiciones ucranianas cerca de Avdíivka, a unos pocos kilómetros de la ciudad separatista de Donetsk, militares ucranianos declararon a la AFP estar dispuestos a responder en caso de ataque.
«Restaurar la URSS»
«Retroceder no es una opción», aseguró el sargento Vitali, cuyo de nombre de guerra es Mahmud.
Para este hombre barbudo de 35 años, los occidentales deben permanecer alerta ante el presidente ruso, Vladimir Putin, quien quiere «restaurar la URSS», ya que «Ucrania sola no es suficiente» para el mandatario.
«Antes, casi no se disparaba», pero ahora «intentan sistemáticamente destruir nuestras posiciones» con bombardeos para «desmoralizarnos, intimidarnos», comenta su compañero Volodimir, de 26 años.
Ucrania y Georgia muestran desde hace años su interés en integrar la OTAN, pero, en 2008, varios países, entre ellos Francia y Alemania, frenaron el lanzamiento del proceso para calmar a Rusia.
Tres meses después estalló una guerra relámpago entre Georgia y Rusia, que se saldó con la derrota de Tiflis.
Y, en 2014, Moscú anexionó la península ucraniana de Crimea, después de una revolución prooccidental en Ucrania.
Semanas después, el este del país se sumió en un conflicto con los separatistas prorrusos, que desde entonces ha causado más de 13.000 muertos.
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