Los ministros de Energía de la UE quieren liberar a Ucrania de su dependencia eléctrica de Rusia. La propia UE también quiere desprenderse del gas y el petróleo rusos lo antes posible. Desde Bruselas, Bernd Riegert.
De repente todo se decide de manera muy rápida en Bruselas. La guerra de Rusia contra Ucrania hace posible que en horas se tomen decisiones que a la UE le habrían llevado meses. «No tenemos tiempo para procedimientos burocráticos en una guerra», señaló el enviado de política exterior de la UE, Josep Borrell. Con una rapidez inesperada, los ministros de Energía de la UE decidieron en una reunión de urgencia en Bruselas que Ucrania forme parte de la red eléctrica europea.
Ucrania debe desconectarse de la red común con Rusia y Bielorrusia lo antes posible. Los preparativos técnicos para ello ya estaban en marcha antes del ataque ruso. Ahora debe haber una conexión de emergencia en varios pasos. Desde el punto de vista del comisario de Energía de la UE, el estonio Kadri Simson, no hay otro camino en la situación actual. «No tenemos otra opción. Esto tiene que lograrse cuanto antes».
El suministro de la UE debe estar garantizado
La Asociación de Operadores de Red Europeos y los reguladores de la UE deberán examinar en unos días cómo mantener estable la red eléctrica europea con Ucrania conectada, que genera su electricidad principalmente en cuatro reactores nucleares. Al fin y al cabo, se trata de 40 millones de nuevos consumidores.
Además, hay que examinar si los hackers rusos podrían penetrar en el control de las centrales eléctricas de la UE a través de Ucrania. «La red eléctrica europea debe seguir siendo segura», exigió en Bruselas el ministro alemán de Economía, Robert Habeck. «Si el ejército ruso captura una central eléctrica en Ucrania, no debemos tener un apagón en toda Europa. Hay que garantizar la robustez frente a ciberataques o apagones».
Hay que apoyar a Ucrania ahora para que el suministro de energía no colapse por completo debido a la guerra, dijo Habeck. En la actualidad, Rusia podría restringir masivamente el suministro de energía en Ucrania, porque los organismos rusos controlan, por ejemplo, el voltaje y la frecuencia en la red interconectada, que data de la época soviética.
Dependencia de los combustibles fósiles
La UE también tiene ahora claro que quiere y necesita independizarse del suministro energético ruso lo antes posible. Sin embargo, la Unión obtiene actualmente de Rusia el 40 por ciento de sus importaciones de gas, el 25 por ciento de las de petróleo y el 46 por ciento de las de hulla.
La dependencia varía mucho según el Estado miembro. Finlandia, por ejemplo, obtiene el 94% de su gas natural de su vecina Rusia. Alemania, el mayor país industrializado de la UE, recibe el 50%. Los Países Bajos un once por ciento e Irlanda nada de gas procedente de Rusia. Ucrania, por cierto, tampoco compra ya gas a Rusia, aunque los principales gasoductos pasan por el territorio de Ucrania. Después de la anexión de Crimea, Ucrania cuenta con el suministro de gas de la UE.
A largo plazo, a más tardar en 2050, la UE quiere estar preparada para dejar de quemar combustibles fósiles por completo. Rusia sería entonces superflua como proveedor. En su reunión de urgencia, los ministros de energía debatieron cómo acelerar la transición energética.
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