Aunque le aseguran que todo está dentro del marco permitido por las sanciones estadounidenses, el capitán del buque Promoter se niega a navegar a Venezuela desde Curazao y entregar a PDVSA un cargamento de fuel oil.
Por Primer Informe
El buque se encuentra atrapado en la isla caribeña holandesa a punto de ser entregado a un comprador no identificado en una transacción que se encuentra bajo una estricta vigilancia, reportó el portal Argus.
La sensibilidad marítima a las sanciones de Estados Unidos contra PDVSA está en un punto muy alto.
En los últimos meses, Estados Unidos intensificó su cerco al régimen de Maduro Venezuela para atacar a los petroleros y armadores individuales involucrados en el comercio de petróleo venezolano.
La incautación producida la semana pasada de cuatro cargamentos de gasolina iraní que tenían como destino a Venezuela son una muestra de eso.
Según funcionarios cercanos al trato, la venta «cumple totalmente» con la licencia otorgada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos a Curazao.
El capitán del barco, sin embargo, no estaba dispuesto responsabilizarse por el cargamento sin más garantías.
Aunque no es una de las partes de la transacción, RdK acordó una auditoría de un bufete de abogados estadounidense para tranquilizar a las partes sobre el cumplimiento de la venta de fueloil en el marco de las sanciones.
Las deudas de PDVSA
La refinería Isla, fue operada por PDVSA hasta 2019. La pérdida de esa operación se inscribe en el colapso de la estatal petrolera venezolana.
Mientras tanto, el buque Promoter, que navega bajo bandera de Liberia, sigue esperando.
El tanquero cargó en la terminal de Bullen Bay, anteriormente controlada por la subsidiaria local de PDVSA, pero el contrato de arrendamiento expiró en diciembre de 2019. Ahora está bajo el control de la empresa estatal curazoleña RdK.
La carga de fueloil pertenece a Engineering and Training Kwisolutions, una unidad registrada en Curazao de la antigua subsidiaria local de PDVSA, la refinería Isla, que ahora busca completar la venta de la carga.
Los ingresos están destinados a pagar las deudas locales dejadas tras la salida de PDVSA. En esas deudas están incluidos pagos por despido a los sindicatos y pagos por servicios industriales de la empresa de servicios públicos CRU, propiedad de Curazao.
Curazao solía ser parte de la red logística nearshore de PDVSA, lo que le permitía a la compañía almacenar y transbordar cargas a destinos de mayor recorrido.
En los últimos años, Curazao y las islas del Caribe holandés Aruba y Bonaire se han visto envueltas en disputas legales difíciles que involucran a acreedores y activos abandonados vinculados a la presencia decreciente de Pdvsa. Las tres islas buscan operadores e inversores alternativos.
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