La economía venezolana podría alcanzar un crecimiento de 20% este año de concretarse las expectativas de que el crudo del país sudamericano sea utilizado para sustituir los barriles rusos que dejaron de ser adquiridos por Estados Unidos como consecuencia de la invasión de Ucrania, pronosticó el jueves Credit Suisse.
El nuevo pronóstico del banco de inversión reemplaza su proyección previa de un crecimiento económico de solo el 4% y se produce tras la aparición de informes de que la Casa Blanca aspira alcanzar un entendimiento con el régimen de Nicolás Maduro que permitiría el ingreso del crudo venezolano al mercado estadounidense.
“¡Estos no son errores tipográficos! Si somos precisos, estos podrían terminar estando entre los crecimientos más fuertes a nivel mundial en estos años”, escribió el economista Alberto Rojas en una nota de investigación citada el miércoles por la agencia Reuters.
El banco de inversión también pronóstico un fuerte crecimiento del Producto Interno Bruto venezolano para el 2023, resaltando que podría alcanzar el 8%.
Venezuela vio su PIB contraerse en más del 75% entre 2015 y 2020, superando con creces la caída del 26.7% que experimentó Estados Unidos durante la Gran Depresión.
Economistas han atribuido ese colapso a la corrupción masiva y la aplicación de políticas económicas devastadoras para el sector privado que destruyeron la mayor parte de la capacidad de producción del país. Pero Credit Suisse dijo que la economía venezolana tocó fondo en el 2020, creando las condiciones para emprender el camino de la recuperación.
La alta proyección para este año obedece en parte a las expectativas de que Estados Unidos comience nuevamente a importar crudo venezolano, que se había suspendido con la aplicación de sanciones a la estatal Petróleos de Venezuela a inicios del 2019.
Un equipo de funcionarios estadounidenses visitó Caracas a inicios de marzo para discutir la posibilidad de reanudar las importaciones de crudo venezolano, así como otros temas, en las primeras conversaciones diplomáticas de alto nivel que sostenían los dos países en años. El equipo llegó a Venezuela pocos días antes de que Washington anunciara que dejaría de importar cerca de 700,000 barriles diarios de crudo ruso debido a la invasión de Ucrania, con la expectativas de que el país sudamericano pudiera cubrir buena parte del déficit en el suministro.
La visita llevó al régimen a liberar de inmediato a dos ciudadanos estadounidenses que se encontraban en cautiverio en Venezuela y a anunciar que regresaría a la mesa de conversaciones con líderes de la oposición en México que habían quedado previamente suspendidas, acciones que estaban entre los requisitos para permitir el ingreso a Estados Unidos del crudo venezolano.
La administración, sin embargo, no llegó a otorgar las esperadas licencias para importar el crudo venezolano, luego que los influyentes senadores estadounidenses y líderes de la oposición venezolana expresaran malestar con la iniciativa. Pero algunos observadores, incluyendo ahora a Credit Suisse, considera que la reanudación de las ventas de crudo venezolano como un evento de alta probabilidad, dada la necesidad de Estados Unidos de reemplazar el crudo ruso y los actuales altos precios del petróleo.
La invasión rusa de Ucrania probablemente conducirá a una “recomposición” en el suministro mundial de petróleo, apoyando los movimientos para llegar a una resolución de la crisis venezolana, escribió Rojas en su informe al señalar que el contexto está preparado para que Maduro, “encuentre un terreno común” con Estados Unidos y se distancie de una Rusia “cada vez más marginada”.
“En este momento, el señor Maduro debe tener en cuenta que las ideologías no pagan las cuentas”, sostuvo.
Con información de El Nuevo Herald
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