Transcurría el 21 de febrero. Las tensiones en la frontera entre Ucrania y Rusia iban aumentando considerablemente con la presencia de tropas y convoyes militares rusos en los límites del Donbás. Entonces, una sorpresiva alocución de Vladimir Putin desencadenaría un juego de hostilidades que auguraba un inminente conflicto bélico. El mandatario reconocía los territorios separatistas de Donetsk y Lugansk rompiendo con el proceso de paz que había contenido un derramamiento de sangre desde hace mucho tiempo.
Por: Elizabeth Gutiérrez y Luis Eduardo Martínez | lapatilla.com
Ramón Velásquez es un violinista e influencer venezolano que llevaba pocos días en Ucrania junto a una pareja de coterráneos cuando comenzó a percatarse de que la situación no pintaba para nada bien. “Las cosas se comenzaron a complicar, bajo mi criterio, cuando el presidente Putin dijo que Donetsk y Lugansk, que eran territorios independientes, iban a ser reconocidos por Rusia. Nosotros vimos que no era buena idea estar allí y preferimos marcharnos”, contó para La Patilla.
A partir de ese momento, comenzó una cuenta regresiva para escapar antes de que estallara la guerra.
“Nosotros queríamos retratar el lado civil del Occidente de Ucrania. El lado Este era donde estaba realmente el problema. Entonces, nadie esperaba que pudiese pasar nada malo en el lado Oeste. Precisamente, por eso nos metimos allí”, confesó Ramón quien ya tenía tres días en la república exsoviética.
A su llegada a Ucrania se hospedaron la primera noche en un hotel en la frontera, mientras que los días siguientes pernoctaron en la capital, Kiev, una “burbuja” que estaba lejos del conflicto para entonces. “Antes de los ataques había normalidad total. Como que allí no pasaba nada. Ellos [los ucranianos] estaban conscientes de que en el Este pues sí había problemas desde el 2014, pero en la capital Kiev era totalmente normal y lo hemos retratado en nuestros videos de YouTube que precisamente era lo que queríamos hacer”.
Y es que a pesar de las constantes intimidaciones y amenazas del exespía de la KGB, nadie fuera de Rusia preveía que la invasión se concretara. Las esperanzas estaban puestas en los países miembros de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) para obligar a Putin a deponer sus esfuerzos de provocar un cataclismo de proporciones inimaginables.
Las horas comenzaron a avanzar, pero Ramón y sus amigos, Gabriel Herrera y Angelina Khiyami, lo tenían claro, debían huir lo más pronto posible. “Nosotros nos fuimos justo cuando empezó el ataque. Entonces, para ese momento era una situación total y absolutamente normal. La vida cotidiana [en Kiev] se llevaba como siempre se llevó (…) Los ataques empezaron entre las 4 y las 6 de la mañana y nosotros salimos a las 2 de la madrugada. Entonces, tuvimos la visión de prever eso”.
Y aunque al joven músico y youtuber nunca vio su vida amenazada, tuvieron la suerte, de prever lo que sucedería y salir de allí “antes de que las cosas se pusieran feas”. Así, la mayoría de los ucranianos, quienes no querían abandonar el país o no tenían las posibilidades de hacerlo optaron por tomar medidas de seguridad extremas. “Escuchamos que algunas personas estaban haciendo ejercicios militares, de refugio, bajando a los sótanos de sus casas, de sus edificios. Pero era un rumor”.
El plan de los venezolanos era simple, alejarse hacia el suroeste de Ucrania y atravesar la frontera hacia Moldavia, llegando primero a Transnistria, una república autoproclamada controlada por rusos. Al llegar a la frontera la presencia de tropas rusas era más que notable. “Vimos un despliegue de varias alcabalas. Nosotros cruzamos la frontera por el lado Occidental (…) Y allí sé que había muchos controles de tropas rusas”, mencionó.
Atravesaron los límites occidentales de Ucrania durante la noche. Pero a la mañana siguiente, en el lado transnistrio, los controles eran más tortuosos. “Estaban haciéndonos preguntas. Vimos un montón de alcabalas con soldados transnistrio y soldados rusos armados hasta los dientes, tanques, todo. Así fue hasta donde la policía moldava nos recibió y ya en ese momento pudimos pasar. Sin embargo, había montones de ucranianos que estaban varados en esa frontera. Una locura”.
Ramón explicó que cruzar se le hizo más sencillo por viajar con su pasaporte suizo, una de las tres nacionalidades que posee además de venezolano y español. Sin embargo, detalla que en ningún momento recibió contacto de autoridades venezolanas.
La travesía de este joven afortunado que evitó una guerra no acabó allí. Continuó su viaje hasta la capital de Rumanía, Bucarest, debido a las restricciones que tenía el espacio aéreo moldavo, recientemente cancelado por el estallido bélico. Su destino final, era arribar a Italia y alejarse todo lo posible de una contienda que no parece tener tregua y que a medida que pasan los días se sigue cobrando la vida de centenas de inocentes.
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