Medio millar de médicos han firmado una petición en la que demandan al Kremlin y a los servicios penitenciarios la inmediata asistencia médica al líder opositor ruso, Alexéi Navalni, que ha denunciado un deterioro de su estado de salud desde que ingresara en prisión.
«Exigimos a los servicios penitenciarios, a todas las estructuras competentes y a los dirigentes políticos del país que se ocupen de inmediato de la situación», señala la petición colgada en las redes sociales.
Los médicos, que precisan que no pueden permanecer indiferentes mientras «una persona sufre ante nuestros ojos», consideran que las autoridades deben «crear las condiciones para la normalización del estado de salud de Navalni».
Opinan que el empeoramiento de la salud del opositor puede deberse «tanto a complicaciones por el envenenamiento (con el agente químico Novichok) ocurrido en agosto pasado como a nuevas enfermedades en el marco de un proceso de rehabilitación inacabado».
«Existe la posibilidad de que, dejando al paciente, en dicho caso, sin ayuda, incluso quirúrgica, puede conducir al desarrollo de secuelas graves, lo que incluiría la pérdida irreversible, parcial o total, de las funciones de las extremidades inferiores», advierten.
La petición destaca que «dejar a una persona que sufre un dolor agudo y que se encuentra entre rejas sin apropiadas medidas anestésicas puede representar no sólo una violación de sus derechos sino, directamente, tortura».
Los médicos, que también consideran que Navalni no debería estar en prisión, solicitan por «motivos humanitarios» que el opositor pueda ser examinado por un médico de su confianza y recomiendan también la presencia de especialistas alemanes de la clínica Charité de Berlín que trataron al político en agosto.
El opositor, que cumple dos años y medio de cárcel, denunció la pasada semana que las autoridades carcelarias han ignorado sus insistentes peticiones de ser examinado por un médico independiente de un «agudo dolor en la espalda», que se ha extendido a la pierna derecha y le impide andar.
Además, acusó a los funcionarios de prisiones de someterle a tortura por «privación de sueño» al despertarle cada hora todas las noches.
«Considero que el empeoramiento de mi estado de salud es una consecuencia directa de la acción e inacción de los funcionarios de los servicios penitenciarios destinada deliberadamente a negarme la debida asistencia médica y minar mi salud», afirmó.
Su esposa, Yulia Naválnaya, se dirigió al presidente ruso, Vladímir Putin, en las redes sociales para que libere «inmediatamente» al político, aunque el Kremlin le recomendó dirigirse a los servicios penitenciarios.
Miembros del Patronato Social de Presos visitaron el pasado fin de semana a Navalni y concluyeron que el opositor «camina sin ayuda», aunque establecieron que «le duele la pierna» y confirmaron que les pidió ayuda para recibir inyecciones «a fin de aliviar el dolor».
El lunes, Navalni también informó en las redes sociales de que ha recibido ya diez amonestaciones desde que fuera enviado hace más de un mes a la región de Vladímir, primero a una prisión preventiva y después a un centro penitenciario.
Dichas amonestaciones podrían suponer el encierro del opositor en una celda de castigo.
Navalni, de 44 años, llamó «campo de concentración» al centro penitenciario Número 2 de Pokrov en el que entró el pasado 11 de marzo para cumplir su condena, que la oposición y Occidente considera fabricada.
El opositor acusa a Putin de haber ordenado su asesinato al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB). EFE
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