Corea del Sur investirá el martes a su nuevo presidente Yoon Suk-yeol en una ceremonia ensombrecida por la reciente serie de ensayos armamentísticos realizados por su vecino del norte.
Conservador de 61 años, Yoon asume sus funciones para un mandato quinquenal en el que ha prometido una postura firme ante Corea del Norte, que ha reimpulsado sus pruebas militares este año entre temores de una reanudación de su programa nuclear.
Victorioso en las ajustadas elecciones de marzo, este antiguo fiscal novato en política llega al poder con una tasa de popularidad del 41%, una de las más bajas de la historia democrática de Corea del Sur para un inicio de mandato, según un sondeo reciente de Gallup.
Se han desvelado pocos elementos de su discurso de investidura que, según los medios, versará sobre tres conceptos claves: libertad, mercado, igualdad.
– «Severidad» hacia Pyongyang –
El nuevo presidente ha prometido una diplomacia más agresiva tras los fracasados intentos de acercamiento con Corea del Norte de su predecesor Moon Jae-in.
Tras su victoria, Yoon dijo que iba a «tratar con severidad» la amenaza que representa el régimen de Kim Jong Un. «Pero la puerta al diálogo está todavía abierta», declaró a sus militantes.
Durante su campaña, se refirió a Kim Jong Un como un «chaval grosero» al que iba a «enseñar buenas maneras».
Yoon también apeló a una relación más sólida con Estados Unidos, su principal aliado frente a Pyongyang, y se entrevistó con su presidente Joe Biden, que debe visitar el país asiático a finales de mayo.
En el plano nacional, la frustración creciente de la opinión pública hacia el gobierno liberal de Moon Jae-in parece estar en el origen de la victoria de su rival.
Moon ganó la presidencial de 2017 prometiendo desplegar un programa basado en la igualdad de oportunidades en la 10ª economía mundial tras la destitución de su predecesora Park Geun-hye, envuelta en un escándalo de corrupción.
Pero después fue acusado de indulgencia con sus propios colaboradores que se reconocieron culpables de cobrar sobornos y criticado por sus políticas económicas que, en opinión de algunos, agravaron las desigualdades del país.
Yoon Suk-yeol debe proponer un conjunto de reformas radicalmente distintas a los postulados de su predecesor.
Unas 40.000 personas han sido invitadas a la ceremonia de investidura, que será de lejos la más cara jamás organizada con un presupuesto de 3.300 millones de wones (2,6 millones de dólares).
El eslógan escogido es: «¡Nuevamente, la República de Corea! ¡Un nuevo país del pueblo!».
La delegación estadounidense en la investidura estará encabezada por Douglas Emhoff, el esposo de la vicepresidenta Kamala Harris. Japón y China, con quien Yoon quiere suavizar unas relaciones a veces tumultuosas, enviaron representantes de alto nivel.
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