Las autoridades rusas bloquearon este domingo la página web del nuevo proyecto editorial del periódico independiente Novaya Gazeta, publicación suspendida en marzo, en plena represión de las críticas por la ofensiva en Ucrania.
La redacción de este medio lanzó el 15 de julio una revista en papel, disponible en internet, con el nombre de “Novaya Rasskaz-Gazeta”.
En su primer número, analizaban el totalitarismo y la ideología del presidente Vladimir Putin.
Una semana después, el controlador ruso de las telecomunicaciones bloqueó la página web a petición de la fiscalía. El domingo, no se podía consultar la web sin usar una Red Virtual Privada (VPN, en inglés), constataron periodistas de la AFP.
“Nuestra web fue cortada por lo sano. Aguantamos siete días y nueve horas”, lamentó la redacción en un comunicado.
También afirman que la fiscalía rusa los acusa, sin más detalles, de “desprestigiar” a las fuerzas armadas rusas, usando una nueva infracción que desde marzo se emplea para reprimir la menor crítica de la intervención militar en Ucrania.
“Por el momento, no hay ninguna reclamación contra nuestra revista en papel. Por lo que podemos seguir preparando el segundo número”, añadieron. Y pidieron a los lectores “que no se desanimen”.
El periódico Novaya Gazeta, uno de los pilares de la investigación en Rusia por abordar la corrupción de las élites rusas y las graves violaciones de derechos humanos, fue obligado a finales de marzo a suspender su publicación por internet y en papel. Este compromiso le ha costado la vida a seis de sus empleados, entre ellos la famosa periodista Anna Politkóvskaya, asesinada en 2006.
Las autoridades rusas les amenazaban con prohibirlo por no haber respetado la controvertida ley sobre los “agentes del extranjero”. Tras la suspensión, parte de la redacción abandonó el país y lanzó desde Europa occidental una nueva edición.
El editor jefe de Novaya Gazeta, Dmitri Muratov, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2021.
Muratov fue noticia en varias oportunidades después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, anunciara su invasión a Ucrania el 24 de febrero pasado. El editor de 60 años convocó a un amplio movimiento contra la guerra, afirmó que los ucranianos no eran enemigos de Rusia y publicó un número de Novaya Gazeta tanto en ruso como en ucraniano. Un titular gigante de primera plana decía: “Rusia está bombardeando Ucrania”.
El periódico continuó saliendo incluso después de que Putin firmara una ley de censura a principios de marzo que amenazaba con hasta 15 años de prisión para quienes publicaran lo que Rusia llamó información “falsa” sobre sus fuerzas armadas.
Finalmente, Novaya Gazeta, el último medio independiente de Rusia, anunció su cierre temporal a finales de marzo debido a las advertencias del regulador ruso de comunicaciones, presiones que le habían hecho renunciar semanas antes a la cobertura de la contienda.
La verdad como víctima de guerra
En Rusia, la mayor parte de los medios están controlados directa o indirectamente por el Estado o por grupos afines al Presidente Putin. Los pocos medios independientes que se mantienen encuentran muchas limitaciones a su trabajo y muchos de ellos son calificados como “agentes extranjeros”.
Hoy, palabras como “guerra”, “ejército ucraniano” o “invasión” no pueden ser usadas por los medios bajo amenaza de bloqueo de la web y multa económica. Los medios audiovisuales no emiten imágenes de Ucrania, como no han mostrado imágenes de los hospitales rusos durante la pandemia. Son realidades ajenas a los ciudadanos rusos. La invasión se ha presentado como una “operación militar para desnazificar” una parte de Ucrania y proteger a la población rusoparlante del “genocidio”. Sin embargo, numerosos periodistas rusos se han manifestado contrarios a la guerra; han promovido manifiestos de condena y han denunciado la degradación cultural, económica y social que el conflicto significará la Rusia.
La desinformación es una técnica antigua, utilizada de forma sistemática en los conflictos armados. Rusia ha desarrollado una gran cibercapacidad para generar bulos y desinformación en el exterior con la conocida como “Agencia de Investigación de Internet” y los medios RT y Sputnik, entre otros. Los medios generan el contenido y los trolls actúan en redes sociales, generando muchas narrativas confusas, creando dudas y confundiendo hechos y opiniones. El objetivo fundamental de estas operaciones es construir y difundir argumentos favorables al gobierno ruso y a su política exterior.
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