Liudmila Denisova, defensora del pueblo de Ucrania, continúa recogiendo ejemplos de los estragos causados en su país por los ataques del ejército ruso. En su cuenta de Telegram, Denisova ha denunciado que las tropas rusas están acabando con «la infraestructura crítica de las ciudades, han destruido cerca de 38.000 edificios y 220.000 ucranios se han quedado sin hogar».
Además, Denisova ha acusado a las fuerzas rusas de dañar «de forma deliberada infraestructuras médicas». En concreto, ha comunicado que el ejército ruso ha acabado con 347 instalaciones de atención sanitaria. La defensora del pueblo ha indicado que ha mantenido una conversación con Peter Maurer, diplomático suizo que preside el Comité Internacional de la Cruz Roja, para «discutir la evacuación de civiles de las ciudades ucranias sitiadas y bombardeadas, especialmente aquellos que no pueden irse por sí mismos». Denisova ha reclamado a Maurer que «tome más medidas activas para salvarlos». La política ucrania ha destacado que 6,7 millones de ucranios «permanecen en riesgo en los territorios ocupados y zonas de combate, y 1.6 millones no tienen acceso a agua potable».
La defensora del pueblo ucrania ha pedido a Maurer que su organización se implique junto a la ONU en el proceso de monitorizar el trato que los prisioneros de guerra ucranios reciben en Rusia y ha acordado con el presidente de la Cruz Roja «establecer información sobre prisioneros de guerra, rehenes civiles, personas desaparecidas y tomar medidas conjuntas para brindar asistencia a los ciudadanos ucranianos afectados por la guerra». También ha destacado «la necesidad de tomar medidas para devolver a Ucrania a los ciudadanos deportados por la fuerza a Rusia desde los territorios temporalmente ocupados», que, citando a medios rusos, Denisova cifra en más de un millón, incluidos 182.000 niños. (EL PAÍS)
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