La inflación en Estados Unidos se desaceleró en julio respecto a junio y se mantiene estable en un año, una señal tranquilizadora frente a los temores de un aumento sostenido de los precios al consumo, según el índice del IPC publicado el miércoles por el Departamento de Trabajo.
Los precios subieron un 0,5% en julio con respecto a junio, un aumento menor que el de junio con respecto a mayo (0,9%) y en línea con las expectativas de los analistas. En un año, la inflación se mantuvo estable en el 5,4%, como en junio.
Excluyendo los componentes volátiles de alimentos y energía, el denominado IPC subyacente marcó un avance de 0,3% después de aumentar un 0,9% en junio. Así, se incrementó un 4,3% interanual tras avanzar un 4,5% en junio.
Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado que el índice general de precios al consumidor aumentaría un 0,5% y que IPC subyacente anotaría un alza de 0,4%.
La rapidez de la recuperación económica ha provocado un desajuste entre la oferta y la demanda en algunos sectores clave, a medida que las empresas intentan reconstruir sus inventarios y superar los obstáculos de la cadena de suministro que fueron causados por la pandemia de COVID-19.
Las bajas tasas de interés y casi 6 billones de dólares en ayuda gubernamental también han impulsado la demanda, lo que ha provocado que aumenten las presiones sobre los precios.
La escasez mundial de semiconductores ha frenado la producción de automóviles, lo que ha hecho subir los precios de los autos y camiones usados y explica una gran parte el avance de la inflación en los últimos meses.
La Reserva Federal está prestando mucha atención a las presiones sobre los precios mientras reflexiona sobre cuándo comenzar a reducir sus tenencias masivas de bonos y empezar a elevar las tasas, desde los mínimos récord cercanos a cero.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha dicho que el banco central sigue considerando que las lecturas actuales de inflación robusta son temporales, aunque ha reconocido que pueden persistir durante más tiempo de lo que los gobernadores del organismo anticipaban.
La campaña de vacunación de Estados Unidos, con casi 170 millones de personas inmunizadas contra el COVID-19, y la llegada del verano boreal con menos restricciones en comparación con el año pasado, han impulsado la demanda de viajes en avión y servicios de alojamiento en hoteles.
La medición de inflación preferida por la Fed, el índice básico de precios de los gastos de consumo personal, subió un 3,5% en junio, la mayor ganancia desde diciembre de 1991, y algunas autoridades responsables de la política monetaria se muestran cada vez más cautelosas en torno a las presiones inflacionarias.
Aunque es probable que la inflación haya alcanzado su punto máximo, se espera que se mantenga elevada durante parte de 2022, ya que los precios de muchos servicios relacionados con los viajes aún se encuentran por debajo de los niveles previos a la pandemia.
(Con información de AFP y Reuters)
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