Una serie de contagios masivos entre personal sanitario ha sembrado dudas y preocupación en la red de seguridad social más amplia de México. En menos de 24 horas se han registrado más de 60 casos positivos en tres hospitales: 42 en Cabo San Lucas (en la península de Baja California), 19 en Tlalnepantla (a las afueras de Ciudad de México) y seis en Cuernavaca (en el centro del país). Y también este miércoles se registró la tercera muerte por un brote en una clínica de la ciudad norteña de Monclova, que se detectó la semana pasada y ha dejado casi una treintena de infectados, de acuerdo con los partes oficiales.
Todos los centros de salud pertenecen al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en casi todos los puntos donde hoy se cuentan los enfermos por docenas, hubo protestas en las últimas semanas de los empleados sanitarios por la falta de materiales, protocolos y equipo de protección para afrontar la crisis. Las autoridades han pedido que no se saque de proporción las cifras y que no se ponga en tela de juicio la capacidad hospitalaria ante la pandemia, pero no han ofrecido explicaciones claras de cómo surgieron los casos ni sobre el reparto de responsabilidades ante los reclamos de sus trabajadores.
“El material es de pésima calidad, esto no nos protege de nada”, reclama una trabajadora del hospital regional 72 de Tlalnepantla, en un vídeo difundido por el propio personal. Los contagios en esa clínica ya superan la treintena y hay al menos 50 médicos puestos en aislamiento, de acuerdo con el portal Latinus, que cita a las autoridades federales y del Estado de México. El IMSS solo ha reconocido 19 diagnósticos positivos y ha pedido a la prensa que no difunda información “falsa”.
Pero el caso de Monclova y los testimonios de médicos y enfermeros ha sentado un precedente que el IMSS, que atiende a más de 12 millones de beneficiarios, no ha logrado sacudirse. “No es el mismo caso”, ha defendido este miércoles Zoé Robledo, director del Instituto, en la rueda de prensa del presidente, Andrés Manuel López Obrador. “No es un brote hospitalario, vino de fuera”, ha insistido y ha dicho que se estudian tres fuentes de contagio: un paciente que ya se recuperó, una doctora que no estuvo en contacto con ese paciente y un doctor que hacía turnos en otro hospital. Los casos confirmados y sus contactos están “bajo supervisión” y ya no trabajan ahí desde el 27 de marzo, ha asegurado el Instituto.
Los testimonios de los trabajadores de Tlalnepantla contradicen las declaraciones de Robledo. “Tenemos que manifestarnos y unirnos para exigir que se nos proporcione el material necesario, con el cual no contamos hasta la fecha, para atender a los pacientes y sanitizar principalmente este hospital”, ha asegurado una infectóloga, cuyo reclamo se ha viralizado en redes sociales.
Al igual que en Monclova, los trabajadores del hospital salieron a las calles a finales de marzo porque no tenían lo necesario para atender el coronavirus. Esa misma semana, personal de la clínica 1 de Cuernavaca también se manifestó por la carencia de materiales básicos. La respuesta del IMSS, también de esos días, fue que el abasto de insumos estaba “garantizado”, en especial para quienes ven directamente a pacientes sospechosos y confirmados de Covid-19.
En la clínica 1 de Cuernavaca, donde tres médicos y tres enfermeras han dado positivo, según un exfuncionario estatal que ahora trabaja en el hospital, no hay aún una explicación sobre la cadena de contagio. Tampoco en el caso de la clínica 26 de Cabo San Lucas. Entre los 42 infectados en esa clínica hay médicos, enfermeras y trabajadores administradores y de la dirección, según un comunicado del IMSS. No había habido mención de ese brote en ninguna de las conferencias diarias de las autoridades sanitarias ni de los representantes federales del IMSS.
Una semana después de que se destapara el brote, Monclova representa más de la mitad de los casos positivos de coronavirus en el Estado de Coahuila, que reporta 120 contagios confirmados, a pesar de ser una ciudad de 300.000 habitantes. En una clínica del IMSS en Piedras Negras, una ciudad fronteriza también en Coahuila, se registró en estos días el contagio de un enfermero originario de Monclova y 31 empleados fueron aislados para evitar la propagación. EL PAÍS preguntó si se había contagiado en el hospital de Monclova, pero el IMSS dijo primero que no tenía ese dato y después, que no lo podía revelar. Este diario también ha buscado una entrevista con Robledo, pero no ha obtenido respuesta. Con el último fallecimiento suman ya tres decesos de trabajadores por el contagio masivo en Monclova.
Una encuesta realizada a 400 trabajadores sanitarios por la Asociación Mexicana de Médicos Residentes y publicada a principios de abril indica que ocho de cada 10 no tienen mascarillas N95, las recomendadas para personal médico; más de la mitad no tenía gafas protectoras y que alrededor del 30% no tenía máscaras de acrílico. “Ante esta emergencia sanitaria, el IMSS hace un llamado a no confundir a la población con información falsa que solo genera temor y desconfianza en los ciudadanos con los servicios de salud pública”, han insistido las autoridades en su último comunicado, en el que no hay una sola mención sobre inventarios, inversiones ni insumos disponibles para su personal.
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