El presidente de la Confederación de la Micro y Pequeña Empresa (Conamype) de Bolivia, Néstor Conde, denunció este martes que al menos 100.000 pymes se declararon en quiebra ante la emergencia sanitaria generada por el coronavirus.
Según Conde, cada una de estas empresas posee hasta cinco trabajadores, lo que equivaldría a unos 500.000 empleos perdidos. Asimismo, detalló que en Bolivia existen otras 600.000 pequeñas empresas que corren el riesgo de no volver a operar.
Para el dirigente, el sector más perjudicado es el manufacturero, que engloba las actividades textiles, fabricación de muebles de manera, cuero, metalmecánica y marmolería.
Por esta razón, Conde pidió al gobierno de facto presidido por Jeanine Áñez que establezca líneas de crédito para que estas unidades productivas se puedan reactivar y sea posible preservar los puestos de trabajo que generan.
«Esperemos que la presidenta pueda tomar alguna medida en este momento para que este tema no se alargue y sea la muerte de todo el aparato productivo a nivel nacional», manifestó Conde.
Al respecto, precisó que el sector no quiere bonos, pero sí facilidades en préstamos; con tasas de hasta un 6 % y un período de gracia de al menos seis meses. En este sentido, estima necesaria la inyección de unos 30 millones de dólares.
No obstante, el dirigente considera que aún así, tras culminarse la cuarentena, ocurrirán despidos en el sector. «Si antes se trabaja con diez personas, ahora lo harán con cinco, lo mínimo», detalló Conde, quien auguró que «se viene un panorama oscuro».
RT