Cientos de familias venezolanas están cruzando cada día la frontera con Brasil por Paracaima, alerta UNICEF que asegura que “el apoyo humanitario debe ampliarse” porque los centros de tránsito “están al límite de su capacidad”.
Las condiciones higiénicas y de vida de los refugiados y migrantes venezolanos que llegan a Brasil a través de la ciudad fronteriza de Pacaraima se están deteriorando rápidamente ya que el número de personas que viven en las calles se ha multiplicado por 15 entre junio y agosto, tras la reapertura de las fronteras cerradas desde marzo de 2020 debido a la pandemia del COVID-19.
En la actualidad, 2065 personas viven en las calles de la ciudad de 19.000 habitantes mientras esperan la documentación para continuar su viaje al interior de Brasil, “una situación no vista desde los momentos más agudos de la salida de la migración venezolana en 2017 y 2018”, señala UNICEF.
El repunte del número de desplazados en la frontera, más de 4.000 personas si se cuentan las familias en asentamientos informales (principalmente comunidades indígenas), se ha producido por la reanudación de los procesos de regularización pausados desde 2020, indica una nota de la ONU.
“Los refugiados y migrantes están esperando más de una semana para la regularización, con un acceso muy pobre a servicios adecuados de salud, agua y saneamiento”, dice UNICEF que señala que “la situación es especialmente grave para los niños no acompañados, separados e indocumentados” ya que la resolución de sus casos tarda más de un mes.
La demanda, sin embargo, “es probable que aumente” en el corto y medio plazo. Hasta julio, UNICEF había identificado y apoyado a 2635 niños y adolescentes en esta situación, mientras que 1577 fueron identificados en todo 2020.
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Alberto News