Abril es una migrante venezolana que llegó el pasado 6 de febrero a Madrid, directo a una habitación que había alquilado desde Caracas. Arribó en pleno invierno. Su cuerpo se ajustaba medianamente al frío. Teniendo unos veintidós días ya, comenzó a experimentar malestar. Atareada con las diligencias para regularizar su estatus migratorio no le prestó atención a los síntomas.
“Me mojé varias veces en Barcelona y pensé que el dolor de garganta era por eso. Solo tenía esa molestia”. Había estado ahí entre el 25 y 27 de febrero. El 28 viajó a Oporto a visitar a su mejor amiga, a quien no veía desde hacía 22 años.
Volvió a Madrid. Tuvo reuniones, encuentros, buscando activar relaciones para hacerse la vida en España, conseguir trabajo en su área, que son las comunicaciones, y así poder traer a su pequeña bebé que se quedó en el país.
El viaje a Oporto lo hizo por tierra. Abril calcula que por lo menos diez de los que viajaban con ella en el autobús iban con gripe. Eso reforzó su teoría. “Es gripe”.
La mañana del 12 de marzo se levantó. Tratando de no molestar, salió con el malestar. Le dolía todo el cuerpo, pero debía asistir a la entrevista de solicitud de asilo. Era una cita impostergable. Había tenido la suerte de llegar en un momento en que el Estado español había acelerado el proceso de citas para solicitudes de asilos. Hizo la larga fila de solicitantes, entró, la entrevistaron, tuvo momentos de mejor ánimo, pero cuando llegó a casa, volvió el malestar.
Haga click aquí para leer la nota completa en Prodavinci
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.