El derrocamiento de Bashar al-Assad en Siria demuestra la “vulnerabilidad” de los gobiernos de corte autoritario como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Analistas ponen en duda la capacidad actual de Rusia e Irán de defender activamente a sus aliados más distantes.
El derrocamiento de Bashar al-Assad después de 24 años en el poder en Siria demuestra la “vulnerabilidad” de los gobiernos autoritarios en América Latina a pesar del respaldo y la cercanía de naciones como Rusia e Irán, que han visto reducidas sus capacidades de salvaguardar a aliados en Oriente Medio y más aún en otros continentes, afirman expertos.
Países como Venezuela, Nicaragua y Cuba están viendo lo sucedido en Siria “con mucha aprehensión”, según Geoff Ramsey, analista del Atlantic Council, un centro de investigación y estudio de Estados Unidos.
“Esto envía una señal de vulnerabilidad a los aliados latinoamericanos del régimen de Assad y podría debilitar la percepción de Rusia como un garante confiable de estabilidad y apoyo político, militar y económico”, afirmó a la Voz de América el especialista en asuntos de seguridad, derechos humanos y política de América Latina.
Assad y antes su padre Hafez gobernaron Siria durante medio siglo, pero el mandato del heredero llegó a su fin este domingo, cuando fuerzas rebeldes lanzaron exitosamente una ofensiva relámpago que lo depuso del poder.
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